Nos adherimos a las palabras del Presidente de nuestro partido compañero Osvaldo Andrade, que señaló que Chile, había perdido a un hombre excepcional, "Un hombre que supo conjugar en forma activa el mensaje de fe de su Iglesia y su activo testimonio en defensa de los más humildes, los postergados, los trabajadores y los derechos humanos.

En sus más de 50 años de sacerdocio cumplió con variadas tareas en el marco de su consagración y vida sacerdotal: fue asesor eclesiástico del Movimiento Obrero de Acción Católica (MOAC), destacando en la emergencia de un vasto trabajo con laicos y pobladores del sector norte y poniente de Santiago, al amparo del fuerte componente social y de cambios que los últimos años de los 60 y los primeros de la década del '70 propiciaron al interior de la Iglesia Católica, acompañando a los más desposeídos.

En los difíciles días inmediatamente posteriores al golpe militar, participó en el Comité Pro Paz y en la Vicaría de la Solidaridad, entidades fundamentales en la política de promoción y defensa de la vida y de los derechos humanos que la Iglesia Católica chilena encarnó, de la mano firme y la convicción del Cardenal Raúl Silva Henríquez. Fue precisamente el recordado pastor quien, el 9 de marzo de 1977, lo nombrará al frente del que fue su trabajo más reconocido, la Vicaría Pastoral Obrera, de la que sería su conductor y símbolo, en tiempos muy duros para los trabajadores y para el sindicalismo.

El Padre Baeza reflejó claramente la vocación última y el testimonio del quehacer de la Pastoral Obrera; "Nuestra tarea era ayudar a la reorganización sindical y con ello la Iglesia creció en legitimidad entre los trabajadores, que a veces sentían que la Iglesia estaba más cerca de los ricos. Uno de los frutos del trabajo de esos años fue mostrar que en los tiempos actuales no se puede hacer una evangelización verdadera sin preocuparse de materias como la explotación de los trabajadores".

Comunal "Salvador Allende" Suecia - Partido Socialista de Chile

Estocolmo, 8 de diciembre de 2013