DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DEL PARTIDO SOCIALISTA DE CHILE

 

El Partido Socialista de Chile es la expresión política de los trabajadores manuales e intelectuales, de la técnica, de la ciencia y de la cultura, y de todos los hombres y mujeres que aspiran a una sociedad socialista, es decir, igualitaria, libertaria y fraternal.

El Partido Socialista de Chile se inspira en el humanismo socialista, que se nutre de las diversas expresiones del pensamiento crítico del capitalismo. Asume como método de interpretación de la realidad el marxismo crítico, enriquecido y rectificado por el avance de la cultura, la ciencia y el devenir social, recogiendo particularmente los aportes del pensamiento democrático radical, el cristianismo de izquierda y el racionalismo laico. Así también, hace suya la doctrina internacional de los derechos humanos.

El Partido Socialista de Chile es un partido popular y de izquierda, autónomo, democrático y revolucionario, en tanto persigue un cambio social profundo.

El socialismo es la respuesta al neoliberalismo y al capitalismo globalizado. Luchamos por una radical profundización de la democracia, haciéndola participativa, por una economía solidaria al servicio de la satisfacción de las necesidades de los seres humanos, una cultura de la libertad y una proyección de Chile en el mundo a partir de su condición latinoamericanista e internacionalista.

Cuando no existe democracia, histórica conquista de la humanidad, reina la arbitrariedad del poder y se violan los derechos humanos. Cuando el poder económico se concentra, constituye un peligro para la democracia, especialmente cuando pugna por establecer el Estado mínimo neoliberal, que hace posible mantener privilegios, eternizar desigualdades intolerables y dañar la sustentabilidad ambiental del crecimiento y, por tanto, a las nuevas generaciones. Cuando reina el individualismo y la falta de responsabilidad personal frente a los deberes propios de la vida en común, se violenta y desintegra la convivencia colectiva.

El capitalismo salvaje cada vez más globalizado, aunque ha demostrado ser capaz de proveer fuertes incentivos a la acumulación de riqueza, al acelerado cambio tecnológico y a un consumo diversificado, muchas veces inútil, provoca y reproduce desigualdades, desempleo, distribución inequitativa de los ingresos y de los activos productivos, pobreza y marginación social, discriminación de la mujer, étnica y de grupos de edad vulnerables, junto a crecientes problemas ambientales, de inseguridad urbana y también de ineficiencia económica.

Por ello, los socialistas consideramos que el capitalismo globalizado contemporáneo genera injustas desigualdades intrínsecas a las sociedades de mercado y es fuente de deshumanización, inseguridad y pérdida de la diversidad de las culturas locales, desigualdades a las que no nos resignamos y en contra de las cuales luchamos. Se mantiene la enorme brecha entre un norte desarrollado y un sur pobre, dependiente y a veces famélico, se mantiene la lucha de clases y de grupos que se enfrentan por doquier en el desigual reparto de la riqueza creada por la inteligencia y el trabajo humano.

La necesidad de terminar con la acción depredadora del capitalismo abre las vías para que los trabajadores manuales e intelectuales en el mundo construyan un poder político que asegure la vida, la sustentabilidad del planeta y la libertad para todos, sin opresores ni oprimidos.

Proponemos que el socialismo de mayorías encamine a Chile hacia cambios y avances que conduzcan a la democracia plena, la participación y la expansión de las libertades, a partir de la más amplia soberanía popular; que disminuyan drásticamente las desigualdades, promuevan una cultura plural, subordinen el poder económico a un Estado Social Solidario y Democrático, promuevan una base material sólida y en expansión, integren a Chile con el máximo de autonomía al mundo global y viabilicen la integración latinoamericana de sus pueblos y gobiernos.

Coherentes con su historia, todos y todas los(as) socialistas expresamos nuestro compromiso con contribuir al fortalecimiento de la democracia y al respeto, garantía y promoción de los derechos humanos reconocidos en la Constitución, en los tratados internacionales ratificados y vigentes en Chile, y en las leyes.

Estas son las tareas que convocan a la actual generación de socialistas chilenos en este inicio de siglo y en función de las cuales define su organización interna en tanto Partido de militantes al servicio del cambio social en pluralismo y libertad.

A esto debemos convocarnos. Salvador Allende nos entregó el mandato de abrir las Grandes Alamedas para que por allí transiten los que construirán la nueva sociedad y las nuevas libertades.

 

El patrimonio histórico socialista está constituido por los aportes de la lucha del Partido Socialista, a través de toda su historia, al desarrollo político, social, cultural y económico del país y por los entregados por otras vertientes del Socialismo, que de diversas formas han concurrido, una vez derrotada la dictadura, a la reconstrucción y fortalecimiento del Partido.

En el socialismo se reconoce y valora que la experiencia histórica de la izquierda chilena, en especial la noble causa de la vía chilena al socialismo encabezada por el Presidente Salvador Allende, esté presente con toda su diversidad en la cultura y trayectoria de sus integrantes.

Este patrimonio histórico constituye una herencia del pueblo chileno que debe recogerse, acrecentarse, resguardarse y difundirse, realizándose un especial esfuerzo para la formación de la memoria histórica de los socialistas.

Los emblemas partidarios -himno y bandera- son parte de nuestra historia y reafirmamos su vigencia como símbolos de nuestra identidad partidaria y socialista.

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DEL PARTIDO SOCIALISTA DE CHILE

 

Uno: El socialismo es la más plena expresión de la democracia. En tal virtud, el Partido Socialista de Chile proclama su inclaudicable voluntad de contribuir siempre a la defensa y al constante perfeccionamiento de la democracia.

Dos: Los socialistas chilenos fundamentan la legitimidad de su vocación democrática en su historia lucha por los derechos de su pueblo a la libertad y a la justicia y en sus contribuciones al desarrollo de la democracia política y social de nuestra patria. Desde la experiencia democratizadora de la República Socialista de Junio de mil novecientos treinta y dos, pasando por su firmeza en la lucha contra las hordas nazis en la década del treinta, luego por su contribución al desarrollo progresista de Chile en el período del Frente Popular, por su compromiso en la lucha por el derecho a voto de la mujer y su perseverante batallar por el perfeccionamiento del sistema electoral, hasta su participación en el gobierno profundamente democrático del presidente Salvador Allende y su incansable lucha contra la dictadura, son testimonios concluyentes que avalan ante la historia y el pueblo chileno la adhesión de los socialistas a los valores democráticos.

Tres: Para los socialistas de Chile, la unidad del socialismo y la democracia se funda en su permanente y suprema aspiración a lograr la igualdad y la libertad de todos los seres humanos, considerando ilegítimo sacrificar una en función de la otra. Por lo mismo, los socialistas luchan contra toda forma de opresión y hacen de la emancipación y de la igualdad de oportunidades de las mujeres y hombres de la tierra, sin exclusiones, el núcleo de su idea de libertad. Rechazan, en consecuencia, los comportamientos egoístas y excluyentes que la lógica del sistema capitalista impone a los seres humanos.

Cuatro: La democracia, para los socialistas, es el sistema político que debe asegurar la convivencia entre los diversos componentes de la sociedad e inducir, por tanto, al desarrollo de los valores de la solidaridad y de la participación ciudadana en todas las esferas de la vida social. Coherente con ello, el Partido Socialista de Chile, lleva a cabo su acción política respetando a quienes disienten de su ideario, propugnando la resolución democrática de los conflictos de intereses e ideas y rechazando la violencia como forma de imponer un determinado proyecto político. El régimen político democrático no es, por lo tanto, una simple forma de administración del orden existente sino la vía para su propia transformación así como de la estructura de la propiedad en que descansa, con el propósito de abrirlo a la progresiva participación de los ciudadanos y las organizaciones sociales, políticas y culturales en todas las esferas de la vida nacional.

Cinco: El Partido Socialista de Chile, en consecuencia, concibe la efectiva posibilidad histórica de la transformación del sistema capitalista vigente en tanto el proyecto socialista sea encarnado, asumido y respaldado por una amplia mayoría nacional, y no como la imposición de grupos minoritarios que pretenden arrogarse la potestad y la representación de la soberanía popular.

Seis: Como testimonio de su irreducible compromiso con los valores democráticos universales y con su aspiración a la justicia social y a la libertad de todos los seres humanos, el Partido Socialista de Chile hace suyos los procesos y aspiraciones de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Siete: En el Partido Socialista de Chile confluyen distintas expresiones del pensamiento emancipador y transformador del mundo contemporáneo, insertas todas en la matriz crítica de la sociedad capitalista. Es así que convergen en su seno el pensamiento marxista enriquecido y rectificado por todos los avances científicos y el devenir social, con las mejores tradiciones humanistas y con los valores solidarios y libertadores del mensaje cristiano.

Ocho: En el escenario político nacional, el Partido Socialista de Chile aspira a ser un instrumento privilegiado de la lucha de los trabajadores de todos los que sufren algún tipo de opresión y del pueblo chileno en su conjunto, por abrir paso a una sociedad basada en la solidaridad, en la justicia social, en la más profunda democratización de todas las esferas de la vida de nuestro país y orientada, en definitiva, a la más plena y libre realización del ser humano, es decir, a la construcción de una sociedad socialista en nuestra patria.

Nueve: Como Partido de los trabajadores manuales e intelectuales, el Partido Socialista de Chile asume el desafío de ser moderno organizador y orientador de las luchas populares, fuerza audaz y renovadora capaz de ofrecer a Chile un proyecto nacional que convoque a los más diversos sectores de la sociedad que aspiran a un mundo más humano y solidario, de progreso y de paz.

Diez: En tanto que promotor de la organización del pueblo para su más efectiva participación e incidencia en el quehacer nacional, el Partido Socialista realza la importancia del protagonismo de las masas expresado desde la base, y rechaza las prácticas burocráticas, controladoras y manipuladoras de las organizaciones sociales, comprometiendo su respeto a su autonomía de dichas organizaciones para llevar a cabo las actividades que les son propias de la manera que soberanamente determinen. Asimismo, como instrumento de los cambios profundos, el Partido Socialista de Chile no puede ser ni se siente depositario único y exclusivo de los impulsos y la realización de las transformaciones sociales progresistas. Por el contrario, comparte ese rol con otros agentes e instrumentos de los cambios democratizadores.

Once: Durante toda su existencia, como movimiento social y como fuerza política organizada, el socialismo chileno ha formado parte, desde una posición de autonomía, de la pluralidad del movimiento socialista mundial, el que en el curso de más de un siglo no sólo ha inspirado a cientos de millones de hombres y mujeres de todos los continentes, sino que también ha sido protagonista decisivo en el surgimiento de nuevas naciones y fuerza gobernante en numerosos países, realizando un aporte fundamental al desarrollo de la cultura contemporánea. Haciendo pie en esa tradición y experiencia, la posición del Partido Socialista de Chile ante las realidades y problemas políticos, económicos y culturales del mundo actual se encuadra y define a partir de una concepción internacionalista y humanista, de su vocación por la paz y la democracia y de su compromiso latinoamericano. Aspira ante todo a lograrla plena vigencia de la paz entre los pueblos y las naciones, al respeto de los derechos humanos en el mundo entero y a la democratización de las relaciones internacionales con el fin de cerrar la brecha que separa y antagoniza a los países ricos y poderosos de los pueblos débiles y pobres. El socialismo en especial, renueva su histórica convicción de que sólo a través de la solidaridad y de la creciente unidad latinoamericana los países de nuestro continente podrán superar la condición de marginalidad y subordinación internacional en que han vivido hasta el presente.