OTRO MUNDO ES POSIBLE, UN MUNDO SOCIALISTA
Nuestro objetivo:
El Socialismo
El socialismo tiene como meta crear una sociedad sin privilegios y sin relaciones de dominación que, siendo organizada democráticamente, se base en los principios de libertad, igualdad y solidaridad. El socialismo desea formar una sociedad basada en los ideales de la democracia donde cada persona tiene su propio valor. La libertad y la igualdad de las personas en una sociedad solidaria es el propósito del socialismo.
El Socialismo defiende la libertad de todos y cada uno de los individuos en el sentido de una autodeterminación con responsabilidad social. La libertad de cada uno es para nosotros la base para la libertad de todos los miembros de la sociedad. La libertad no sólo significa un rechazo de cualquier forma de dictadura y de todo sistema autoritario sino que conlleva también conquistas sociales. La libertad consiste tanto en ser libres de coacciones y opresiones externas, del hambre, de la ignorancia y del miedo, como al derecho a la autodeterminación y a la participación, a tener posibilidades de desarrollo, a tener las posibilidades de influenciar sobre su propia vida y de elegir su propio futuro.
Las libertades y derechos de los ciudadanos, tales como el derecho a votar, la libertad de pensamiento y de creencia, la libertad de expresión y la libertad de organización son necesarias, y forman la base de la libertad, pero no son suficientes. Las desigualdades económicas y sociales crean condiciones distintas para que los ciudadanos puedan hacer uso de esta libertad y para que tengan las posibilidades de influir sobre su propia vida. La verdadera libertad para participar y desarrollarse, es la de liberarse de la desigualdad económica, cultural y social.
La igualdad constituye el sustento de la libertad. En una sociedad desigual, los afectados por la desigualdad son también necesariamente menos libres para dirigir sus vidas. La igualdad constituye también una distribución justa de los recursos tan importantes para la libertad del individuo, es decir economía, educación y cultura. Como la libertad, requiere también la igualdad estructuras sociales y condiciones económicas que den a todos el mismo derecho y las mismas posibilidades de desarrollo y participación. La igualdad conlleva para nosotros el derecho al trabajo y a la educación, así como la igualdad de derechos políticos y sociales. Los individuos más débiles o en situación desventajosa, tienen el derecho a políticas de apoyo y de ayuda adicionales.
La solidaridad significa que todos deben tener el mismo derecho y la misma posibilidad de influenciar sobre las medidas a tomar y todos deben tener la obligación de ser responsables de las mismas.
Es necesario extender la solidaridad entre generaciones y, además entre las generaciones presentes y las generaciones futuras.
La solidaridad excluye el egoísmo de lucrar con otros en su propio beneficio. Para los postergados, la solidaridad constituye un apoyo en su lucha por la justicia. Para todos, independientemente de su propia fortaleza, la solidaridad es una condición para alcanzar la seguridad y la cooperación en la vida social, que solamente pueden nacer de la confianza, y nunca de la lucha y de la competencia.
La libertad, la igualdad y la solidaridad constituyen juntas los cimientos de la sociedad democrática, del mismo modo que solamente una sociedad democrática puede poner en práctica la libertad, la igualdad y la solidaridad. La democracia constituye en sí misma los cimientos de la ideología socialista, y sus ideales tienen que caracterizar la vida social en toda su extensión, política económica, social y culturalmente.
Las mujeres y hombres que sostenemos ideas socialistas trabajamos para que los ideales de la democracia impriman su carácter en todo el orden social establecido y en las relaciones entre los individuos. Nuestro objetivo es una sociedad sin diferencias de clases y sin segregación sexual o étnica, una sociedad sin prejuicios y sin discriminaciones, una sociedad donde todos los individuos son necesarios y donde todos encuentran su lugar, donde todos tienen los mismos derechos y el mismo valor, donde los niños pueden crecer y desarrollarse como personas libres e independientes, donde todos tengan la libertad de dirigir sus vidas y donde juntos, logren las soluciones sociales necesarias para lograr una calidad de vida digna.
La democracia debe practicarse en muchas formas y en muchas etapas. El socialismo aspira a un orden social donde las personas, como ciudadanos e individuos, puedan influir tanto sobre el desarrollo social como sobre el trabajo de su vida cotidiana. Aspiramos a un orden económico donde cada persona como ciudadano, asalariado y consumidor pueda influir sobre la producción y su distribución y sobre la organización y condiciones de su vida laboral.
El poder de la sociedad debe provenir de todos aquellos que la integran y le imprimen sus formas. Los intereses económicos no deben tener nunca el derecho de limitar la democracia.
La democracia es un mínimo de socialismo; el socialismo es el máximo de democracia.