CONSTRUYENDO UNA ALTERNATIVA AL NEOLIBERALISMO - EL DESAFÍO DEMOCRÁTICO Y SOCIALISTA DE ESTE TIEMPO

16.01.2018 22:30

Reflexiones y acuerdos de encuentro nacional de Izquierda Socialista (IS) Corriente de Opinión del PS

El pasado 13 de enero de 2018 se realizó un encuentro nacional de Izquierda Socialista (IS), corriente de reflexión y opinión del Partido Socialista de Chile. Concurrieron alrededor de 200 compañeros y compañeras de las diferentes regiones y comunas del país. El trabajo de comisiones y el plenario fue precedido de un análisis electoral; un análisis cualitativo de encuestas entre la primera y la segunda vuelta; y por un informe político denominado “Hacia la construcción de una alternativa anti neoliberal para Chile”, el cual se hizo llegar previamente a los participantes.

El encuentro se estructuró en torno a tres ejes temáticos: a) Análisis de las causas de la derrota y nuevo escenario político; b) Definiciones programáticas, estrategia y alianzas; b) Situación del PS y tareas de la IS para el próximo período. A continuación, se señalan las principales conclusiones en torno a cada uno de esto ejes.

Consideramos que el sentido de las “corrientes de opinión” es aportar con reflexiones y propuestas a la militancia socialista, y a todos quienes, más allá de nuestras fronteras partidarias, se interesen por el futuro de la izquierda y del socialismo chileno. En este contexto, y cuando se anuncia una Conferencia de Organización y Programa del PS, queremos realizar, a través de este documento, una primera contribución a dicho debate.

 

Análisis de las causas de la derrota y nuevo escenario político

La derrota en las elecciones presidenciales del pasado 17 de diciembre (2017) tiene diversas causas, unas más coyunturales asociadas a la campaña, y otras, más estructurales de tipo ideológicas. Entre las primeras, fue particularmente decisiva la no realización de la consulta ciudadana en el PS y, luego, la no realización de primarias en la Nueva Mayoría (NM). Una clara conclusión es que sin primarias no es posible desplegar candidaturas exitosas. En ello existe una responsabilidad política insoslayable de la dirección del PS y la autocrítica no ha estado a la altura de la grave situación en que ha quedado el movimiento popular chileno frente al triunfo de la derecha y de las fuerzas conservadoras.

También existió una ambigüedad programática a lo largo de la campaña que no contribuyó para posicionar la candidatura del senador Guillier. La sociedad chilena hoy aspira a propuestas claras y definidas. Un programa que hubiese puesto en su centro proseguir con reformas sociales estructurales era lo que correspondía oponer a la propuesta de restauración conservadora que encabezaba el ex presidente Piñera. Un discurso programático errático fue decisivo en la derrota.

Más allá de estas causas, la derrota implica un triunfo ideológico para la derecha. La etapa de contestación al neoliberalismo abierto en 2011 y proseguido, en parte, por el gobierno de nuestra compañera Michelle Bachelet, se cierra con un triunfo conservador, lo que significará un difícil período para los sectores populares, de trabajadores y de clases medias, y donde los problemas actuales de desigualdad y abusos se intentarán resolver recortando derechos, austeridad fiscal y con soluciones de mercado, es decir, profundizando el modelo neoliberal.

La derrota es expresión de la crisis ideológica y teórica de la izquierda y del Partido Socialista. El PS ha vivido en las últimas décadas un proceso de desperfilamiento como opción transformadora de la sociedad y como fuerza crítica del capitalismo en su actual fase neoliberal. La derrota no ha sido solo en el campo electoral sino también en el plano de las ideas, lo que se expresa en la incapacidad, en esta elección, de haber levantado una opción verdaderamente alternativa al modelo actual y de contar con una fuerza política y una alianza capaz de disputar con éxito la hegemonía a la derecha no solo en términos electorales sino también en términos ideológicos, es decir, poniendo en disputa el tipo de sociedad que se quiere construir.

La crisis que se arrastra es la del modelo transicional chileno instaurado en 1990, el cual constituye un pacto político y social agotado. El “régimen de la transición” se construyó sobre una adversa correlación de fuerzas (que explica que la salida a la dictadura fuese finalmente dentro de la institucionalidad creada por esta), pero también sobre el acomodo de importantes sectores de centro y centroizquierda a las políticas neoliberales y a los pactos de inicio de la transición que significaron mantener intocada las bases del modelo económico y social impuesto bajo la dictadura como condición de “gobernabilidad”.

El triunfo reciente de la derecha fortalece esa trayectoria de la política chilena post 90, de allí su gravedad, e implica para la izquierda y para el PS el desafío de reconstruir una propuesta y una fuerza que signifique no solo derrotar al conservadurismo en una próxima elección sino también al proyecto que se instauró en dictadura y que en sus grandes parámetros económicos, sociales, laborales y culturales prosiguió bajo el régimen de la transición, en medio de las luchas sociales contra hegemónicas y de resistencia (movimiento por la educación 2006, 2011, NO + AFP, luchas regionalistas y medioambientales, etc.), y, con ciertos cambios a nivel institucional con los esfuerzos y transformaciones -valorables aunque parciales- del segundo gobierno de la Presidenta Bachelet que ahora concluye. Pero más allá de estas luchas y esfuerzos de cambio, el modelo neoliberal sigue en sus principales lógicas dominando la economía, el trabajo, la vida cotidiana y la cultura el país.

 

Definiciones programáticas, estrategias y alianzas.

Durante la dictadura militar (1973-1990) Chile vivió un proceso de refundación capitalista bajo la ideología neoliberal. Junto con ello se aseguró dicho modelo bajo la Constitución Política del 80, es decir, se concibió un marco constitucional para neutralizar la soberanía popular y proteger de esa manera el modelo económico-social.

En la actual etapa, la línea estratégica, en términos programáticos, es la construcción de un proyecto anti neoliberal para Chile, lo cual significa enfrentar y construir alternativas al neoliberalismo en las esferas económicas, medioambientales, de los derechos sociales, y en los diversos ámbitos de la vida cotidiana donde se expresan las desigualdades y abusos del modelo actual.

Se debe constatar que la ideología neoliberal no solo es parte del proyecto de la derecha, sino que esta ha permeado a diversos sectores políticos de centro y de izquierda. El PS tampoco ha estado libre de esa influencia. Recuperar el PS como un partido de los trabajadores manuales e intelectuales, con un pensamiento y una propuesta crítica, actualizada y alternativa al capitalismo neoliberal es parte de nuestra tarea del próximo período. Una alternativa que requiere profundizar en el conocimiento de las nuevas formas del trabajo asalariado, de los cambios tecnológicos y productivos, del rol del conocimiento y la información en la economía, así como en la comprensión de las nuevas formas de dependencia y división del trabajo internacional dentro del capitalismo contemporáneo.

Enfrentar al neoliberalismo implica definir un nuevo modelo de desarrollo. Significa asignar un rol proactivo y emprendedor del Estado en la economía, superando la concepción subsidiaria del Estado. Implica romper con la lógica rentista y depredadora del actual modelo. Un nuevo proyecto debe tener la valentía de revisar las privatizaciones, y recuperar los recursos básicos del país y sus rentas, defendiendo la soberanía económica del país. En este marco, el país debe definir una nueva matriz energética, que potencie el crecimiento económico, pero en un marco de sustentabilidad ambiental. Un proyecto de salida al neoliberalismo debe proseguir avanzando en el reconocimiento de derechos sociales universales garantizados por el Estado. Asimismo, una nueva Constitución Política construida a través de una asamblea constituyente emerge como el único mecanismo a través del cual podemos impulsar una radical profundización democrática que permita viabilizar y proyectar las transformaciones estructurales de un proyecto anti neoliberal para Chile.

En este contexto, y en un marco más amplio de recuperación de nuestras riquezas básicas, se acuerda emprender una lucha específica y de carácter nacional, en favor de la recuperación del Litio y del desarrollo de una empresa estatal para su explotación. Se trata de un recurso estratégico para el país. La recuperación de la soberanía plena del país sobre el Litio y su explotación deberá ser una tarea central de los socialistas en la próxima etapa.

Junto a la lucha por el cambio del modelo neoliberal, se deben reconocer otras contradicciones que cruzan la sociedad chilena. Contradicciones que adoptan formas específicas bajo el capitalismo y el neoliberalismo, pero que las trascienden y que adquieren las formas de luchas culturales de largo alcance. En particular, se debe relevar en la próxima etapa las luchas por la igualdad de género y la superación de la sociedad patriarcal. Junto con ello, apoyar las luchas por el reconocimiento de la diversidad sexual y la diversidad de género.

A su vez, nuestra sociedad tiene una tarea política pendiente en la relación del estado chileno con los pueblos originarios. Se requiere avanzar de manera decisiva hacia el reconocimiento constitucional de estos, asumiendo el carácter plurinacional del Estado chileno. Junto con ello reconocer y valorar el creciente multiculturalismo de nuestra sociedad a partir de nuevas olas migratorias, que plantean desafíos para la educación, la integración y la convivencia.

Se destaca que en esta etapa no solo importan los contenidos sino las formas de hacer política. La profunda desconfianza que hoy tienen los ciudadanos con la política nace de malas prácticas. Recuperar un sentido ético de la política y eliminar cualquier forma de privilegio y abuso desde la práctica política se transforma en una tarea estratégica de primer orden. Derrotar las actuales formas oligarquizadas de la política es parte central del esfuerzo de relegitimación de la política. Se debe combatir con la mayor energía y drasticidad todo forma o atisbo de corrupción. Una política deslegitimada deja sin herramientas para la acción a los trabajadores y a los sectores populares.

En la próxima etapa deberemos rehacer los vínculos del socialismo con los movimientos sociales. No deberemos adoptar posiciones vanguardistas sino construir pueblo organizado, y hacernos partes de las vivencias y luchas cotidianas en los territorios, sindicatos, organizaciones estudiantiles, medioambientales, organizaciones regionalistas, en las pymes, por la diversidad sexual, por el respeto a nuestros pueblos originarios y el reconocimiento de un estado multicultural y plurinacional. Una política desconectada de lo social y de su conflictividad es una política carente de sentido para los socialistas.

Se debe construir un proceso de acumulación de fuerzas sociales, políticas y culturales que den sustento al proyecto anti neoliberal. En este marco se debe propender a la creación de un Bloque histórico por los cambios que represente el agrupamiento de las fuerzas anti neoliberales en la próxima etapa.

La Concertación y la Nueva Mayoría son alianzas históricamente superadas, tanto en su dimensión programática como en su posibilidad de articular mayorías políticas y sociales transformadoras. Se debe desarrollar una política activa de diálogo y de unidad de la izquierda. Una izquierda que es plural, que históricamente lo ha sido, y que hoy tiene nuevos componentes -el Frente Amplio o la mayoría de este-, y aquellas fuerzas que son parte de la izquierda histórica (PS y PC particularmente). Se debe generar una práctica de cooperación entre estas dos izquierdas. Una política de competencia sin cooperación puede llevar a que la disputa por la hegemonía por el liderazgo de la izquierda termine por consolidar el poder de la derecha por mucho tiempo. IS pondrá especial énfasis en esta política de diálogo y confluencia de la izquierda en esta etapa. Para el despliegue de este proyecto, estrategia y política de alianzas se requiere una recuperación del PS como fuerza transformadora y articuladora. Si este no cumple con su misión histórica podría significar que como herramienta ya no es útil a los trabajadores y a los sectores populares en su proceso emancipador. La vigencia del PS está en juego en esta etapa y se debe reafirmar en la práctica que el PS continúa siendo una fuerza efectiva de cambio y una herramienta política de defensa y expansión de los derechos de las clases trabajadores y sectores populares y medios.

 

Situación del PS y tareas de la IS para el próximo período.

Se constata una situación crítica del PS de hoy. Un Partido despolitizado; débil ideológicamente, sin un claro pensamiento y una práctica anti neoliberal; un partido clientelar donde el poder de los militantes está disminuido en favor de unos “militantes” que solo aparecen o son acarreados para las elecciones internas; un partido centralista con poca participación y capacidad de decisión de las regiones; un Partido sin un trabajo institucional, sistemático y opinante de su Mesa y CP; un partido poco inclusivo de las mujeres, de los jóvenes y de los dirigentes sociales. Un Partido que viene declinando electoralmente desde hace tiempo y que en la reciente elección perdió cerca de cien mil votos.

Por todo ello, se requiere ir hacia una reforma orgánica, programática e ideológica del PS. Se necesita una transformación profunda del PS – en ciertos aspectos refundacionales en términos teóricos y de desarrollo de nuevas prácticas políticas, en relación al PS de la etapa de la transición- , capaz de (re)construir un partido en base a lo mejor de su historia, tradición doctrinaria y práctica política de lucha popular, pero abierto y con capacidad de leer lo nuevo de esta época, con sus profundas transformaciones productivas, tecnológicas, formas virtuales de interacción social, nuevas subjetividades, dislocaciones productivas y nuevas formas de explotación y alienación.

Deberemos ser capaces de incidir con nuevas propuestas las próximas Conferencias de Programa y Organización, y el Congreso General del PS, ambos eventos previstos para este año. Se requieren nuevos estatutos que fortalezcan el partido-militante y terminar con el partido-clientelar y sus “militantes ficha”. Se propone instaurar un período de premilitancia y hacer exigible a todo militante un curso político básico de socialismo; historia del PS; conocimiento básico de la situación política nacional e internacional y de las formas contemporáneas del capitalismo; sobre feminismo y ecosocialismo. En lo programático, en la próxima Conferencia, el debate se debe zanjar con una clara definición anti neoliberal, rehaciendo y retomando, a su vez, una comprensión crítica y superadora del capitalismo contemporáneo. Se requiere definir una concepción de Partido que no solo permita ganar elecciones sino disputar el poder de la sociedad.

Reforma organizacional profunda, poniendo en el centro a los militantes y los núcleos, el desmantelamiento del “partido-clientelar-ficha”, y el desarrollo de nuevas y creativas formas de vinculación orgánicas con la sociedad, e inclusión de las nuevas tecnologías de la comunicación al quehacer político, debe ser nuestro norte en el plano de la Conferencia de Organización. Por su parte, caracterizar el neoliberalismo y definir las formas de salida a este, generando una propuesta de un nuevo modelo de desarrollo, son los desafíos principales de la Conferencia de programa.

Recuperar al PS implica trabajar dentro del PS, fortaleciendo su organización de base, el Núcleo. La militancia adscrita a un núcleo debiera considerarse obligatoria para poder participar de los eventos internos. El Núcleo debe ser entendido como un espacio de socialización, de formación y de acción política, de carácter territorial o funcional. Se debe construir un partido con fuerte inserción territorial e integrar las nuevas formas de comunicación y las redes sociales a la acción política. También debe existir un esfuerzo por revertir la diáspora socialista, recuperar militancia histórica que se ha alejado del Partido o que no se ha refichado. Debe existir una especial preocupación por el trabajo juvenil, universitario y secundario, ganando una nueva generación para las ideas socialistas.

Se debe crecer también de afuera hacia adentro, es decir, levantando y legitimando liderazgos e iniciativas en la sociedad y que de esa manera vayan influyendo en la transformación del PS. Liderazgos sociales, intelectuales, en áreas como un nuevo sindicalismo, feminismo, diversidad sexual, iglesia de base y popular, trabajadores inmigrantes, educación popular, regionalismo, ecosocialismo, ciudad y territorio, periodismo comunal y local, desarrollo de modelos de autogestión. Recuperar el PS pasa por construir liderazgos de orientación socialista en la sociedad, el espacio local y en el territorio.

Por otra parte, se acuerda dar especial atención al trabajo del PS en el exterior, apoyando su trabajo y fortaleciendo las comunicaciones y la recepción de su aporte a la vida partidaria. El PS en el exterior debe expresar nuestra vocación internacionalista y ser un espacio de influencia del Partido y de sus ideas en distintos contextos internacionales, particularmente latinoamericano. También se constata que el voto de los chilenos en el exterior, a la luz de la reciente elección presidencial puede ser decisivo a futuro para las posiciones de izquierda y progresista.

En la próxima etapa se debe realizar un esfuerzo especial para desarrollar el trabajo en redes sociales; en el desarrollo de medios de comunicación alternativos; en formación política; en la recuperación de sedes en todas las comunas y regiones del país; y en el área de estudios y reflexión intelectual. Izquierda Socialista deberá realizar un trabajo especial en los ámbitos ya señalados.

Izquierda Socialista (IS) es una corriente de opinión que se ha venido fortaleciendo y legitimando tanto dentro como fuera del Partido, en base a sus aportes al debate y la reflexión, a su consecuente posición crítica y anti neoliberal, y a la defensa y promoción de una acción política que recupere el sentido ético del socialismo. En este camino debemos avanzar con otros, tener capacidad de diálogo interno con todos, pero no renunciar a una construcción identitaria clara y definida. Por ello las alianzas internas deben ser acotadas y poniendo siempre por delante definiciones ideológicas y políticas. No debemos hipotecar la legitimidad alcanzada. La identidad de nuestro sector debe fortalecerse y no sacrificarse con alianzas internas de carácter permanente con otros sectores que históricamente han tenido posiciones distintas a las nuestras. Lo que la militancia hoy repudia es la existencia de grupos de poder carentes de propuestas y de visiones de futuro, a la cual la militancia denomina correcta y despectivamente “lotes”. Superar los “lotes”, fortalecer la institucionalidad partidaria y exigir a las distintas corrientes dentro del partido reflexión y opinión fundada, debe ser parte de nuestras definiciones en esta etapa.

IS constituye hoy una esperanza para muchos socialistas y compañeros y compañeras de izquierda dentro y fuera del Partido, y es visto con expectativa su posibilidad de ir incidiendo dentro del PS, contribuyendo a hacer de este una pieza clave en la construcción de una alternativa de izquierda, democrática y popular para Chile. A esa tarea nos debemos, y en ella pondremos todo nuestro mejor esfuerzo y compromiso socialista.