EN LA LUCHA CONTRA EL RACISMO, LA XENOFOBIA Y EL FASCISMO

25.03.2018 00:09

Vemos con preocupación cómo en Estados Unidos de Norteamérica, Europa y América Latina los partidos fascistas vuelven a ser la opción de muchos trabajadores y trabajadoras. Trabajadores/as que son seducidos/as por el populismo xenófobo como en Francia con el Frente nacional, Hungría, Grecia, Polonia, etc.

El estado chileno si bien es cierto que no se encuentra en la misma situación, no se libra del auge de partidos y grupos fascistas que, desde el estallido de la crisis crecen con menor o mayor velocidad en número de votos, miembros, y lo que más debe preocuparnos como socialistas; su creciente apoyo por parte de los trabajadores/as que se traduce en más agresiones. Ataques que superan los 300 anuales.

Los movimientos fascistas se transforman para llevar su mensaje reaccionario y de odio a más trabajadores/as. Este mensaje empieza a calar en parte de la clase trabajadora donde se está encontrando un caldo de cultivo perfecto (paro, desafección por la política, etc.). Estos grupos, históricamente, centran su mensaje en culpar de los males de “la patria” a la emigración, al diferente, buscando un mensaje “de clase” como hicieron los fascismos alemán e italiano en el pasado siglo, o la falange española en sus inicios de la mano de Ramiro Ledesma. Hoy ese testigo en el estado chileno tiene su mayor exponente en el nazi-fascista “José Antonio Kast” cuyos seguidores se van extendiendo por todo el país realizando una “labor social” (al estilo de amanecer dorado en Grecia o casa pound en Italia) sólo para chilenos. Estos grupos de ultra derecha y vínculados al ala dura de la UDI, en menos de dos años, se ha multiplicado tanto en miembros como en actividad y se ha traducido en el aumento de las agresiones contando con la complicidad del sistema judicial y del Estado.

El partido no puede mirar a otro lado y delegar la lucha antifascista sólo en los jóvenes de izquierda como se ha venido haciendo en los últimos años.

Nuestro partido cuenta con una historia antifascista gloriosa con la que nos identificamos, por ello debemos hacer honor a esa historia y batallar contra esta lacra para no vernos el día de mañana con la situación que tienen ya en otros países. Hay que poner fin a las agresiones que sufren los y las activistas de izquierdas, los colectivos LGTB, los emigrantes, las mínorias étnicas, discapacitados, los sin techo, etc.

Sólo desde la organización y la lucha podremos parar esta amenaza. Los comunicados públicos, las fotografías y los "memes"no van a resolver el problema.

Somos parte del movimiento antifascista y debemos trabajar en ese ámbito (asambleas locales, coordinadoras, plataformas, etc.).

Hay que desenmascarar a los grupos fascistas que se enquistan en la UDI y a sus partidarios. La organización de todos los antifascistas debe jugar un papel muy importante.

Hay que solidarizarse con los compañeros/as agredidos/as y con quienes son juzgados por defenderse de estas agresiones, pero no debemos caer en algunas dinámicas negativas de este movimiento como son el sectarismo y entrar en el llamado “GEHTTO POLITICO” que no llega a los sectores populares y que está visto muchas veces como algo negativo.

Ser antifascista debe ser la conciencia común de nuestra clase y en esa lucha ideológica debemos estar en primera línea los socialistas.