GABRIEL BORIC PASARÁ A LA HISTORIA COMO UNO DE LÍDERES MÁS COBARDES Y CAMALEÓNICOS

31.07.2024 11:19

Gabriel Boric pasará a la historia como uno de los líderes más cobardes y camaleónicos. Venezuela no olvidará que se puso del lado de Washington y la ultraderecha en la región para cuestionar la victoria de Nicolás Maduro, “los resultados son difíciles de creer” dice Boric, haciendo gala de su ineptitud e inexperiencia en su mensaje, en el que entre líneas da a entender que “no reconocerá el triunfo de Maduro” ¿Es que acaso Boric trabaja en el Consejo Nacional Electoral venezolano?

Boric desde ya largo tiempo es la vergüenza de la región. La respuesta del canciller venezolano Yván Gil no podía haber sido más clara ni más contundente: “no necesitamos su devaluado reconocimiento” en un mensaje cargado de simbolismo y de defensa de la soberanía nacional. Gil marcaba una línea clara entre la dignidad de los pueblos libres y la arrogancia de aquellos que desde la comodidad de su despachos pretendían dictar la realidad de naciones enteras.

Las elecciones presidenciales en Venezuela que confirmaron la reelección de Nicolás Maduro han sido un evento de suma importancia para el país y para toda la región. No obstante desde Santiago de Chile un torpe Gabriel Boric se apresuraba a cuestionar los resultados calificándolos de “difíciles de creer” ... “desde Chile no reconoceremos ningún resultado que no sea verificable”..., había dicho Boric poniendo en tela de juicio la legitimidad de un proceso electoral respaldado por millones de votos y una participación masiva del pueblo venezolano.

La figura de Boric una vez esperanzadora para muchos sectores de la izquierda latinoamericana, ahora parecía haberse alineado ya en forma definitiva con las posturas intervencionistas de Washington y sus aliados. “Quizás su incompetencia es la causa de desconocer que los hijos de Bolívar y de Chávez no necesitamos su devaluado reconocimiento” replicó Gil, con una mordacidad que resonó más allá de las fronteras venezolanas en su cuenta de X. El canciller no dejó lugar a dudas “Venezuela no aceptaría ser tutelada por nadie, menos aún por aquellos que como Boric parecían haber olvidado los principios de autodeterminación y soberanía de los pueblos”. Valores y principios que tanto había defendido desde sus orígenes la Revolución Bolivariana, que con sus éxitos y desafíos ha sido un faro para muchos movimientos progresistas en América Latina y una espina en el costado para aquellos que buscan perpetuar las estructuras de poder tradicionales.

El triunfo reciente de Maduro es visto por muchos como una reafirmación de este legado. Un testimonio del apoyo popular y de la resistencia frente a las constantes agresiones externas.

La opinión de Boric no fue aislada, y desde Estados Unidos, el secretario de Estado Anthony Blinken también exigía un recuento justo y transparente de los votos, sin embargo la postura de la administración de Biden no sorprede a nadie. 

Desde hace años Washington ha sido uno de los principales críticos del Gobierno de Maduro, imponiendo sanciones criminales y apoyando abiertamente a la sediciosa oposición venezolana. Blinken en un comunicado había pedido “que cada voto fuera contado de forma justa y transparente”, una demanda que según muchos, se transforma en una afrenta deliberada a los esfuerzos del Consejo Nacional Electoral para garantizar un proceso limpio y participativo.

En Montevideo, otra de las marionetas de los Estados Unidos,  el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou se sumaba al coro de voces críticas, “el proceso estuvo viciado” declaraba en X, acusando al gobierno venezolano de manipular los resultados “así no era un secreto a voces iban a ganar sin perjuicio de los resultados reales” sentenciaba Lacalle Pou. Reafirmando su posición contraria al reconocer la legitimidad del triunfo de Maduro.

Para muchos en Venezuela estas críticas no eran más que una muestra de hipocresía y de doble rasero, mientras Boric, Blinken y Lacalle Pou hablaban de transparencia y democracia,  la realidad en sus propios países a menudo mostraban profundas contradicciones.

En Chile la gestión de Boric enfrenta serias dificultades con crecientes protestas sociales que cuestionaban su capacidad para gobernar. En Estados Unidos la administración de Biden lidiaba con una polarización política extrema y una serie de desafíos internos que cuestionaban su liderazgo y en Uruguay Lacalle Pou enfrentaba su propio conjunto de problemas desde una economía en recesión, hasta una creciente desconfianza en las instituciones.

La respuesta del canciller Gil por tanto no solo defendía la soberanía de Venezuela, sino que también desenmascaraba las falacias y las inconsistencias de sus críticos: “acá si derrotamos al fascismo con votos y con apoyo popular y además somos libres de tutelajes cosa que lastimosamente su gobierno no puede decir jamás”. Gil afirmaba que la historia de las elecciones en Venezuela: “ha sido una lucha constante por la legitimidad y la soberanía desde los tiempos de Chávez”. El país ha enfrentado innumerables desafíos tanto internos como externos, la Revolución Bolivariana ha sido objeto de críticas y de intentos de desestabilización pero también ha contado con el apoyo incondicional de millones de venezolanos que ven en ella una esperanza de justicia social y de equidad.

El reciente triunfo de Maduro no es un evento aislado es el resultado de años de resistencia y de movilización popular, es un testimonio del compromiso del pueblo venezolano con su propio destino y una reafirmación de los principios de la Revolución Bolivariana frente a las críticas de Boric y de otros líderes regionales.

El impacto de Venezuela en la región va más allá de sus fronteras, la Revolución Bolivariana ha inspirado movimientos y gobiernos en toda América Latina, desde Bolivia hasta Nicaragua, pasando por Cuba y otros países que ven en el modelo venezolano, una alternativa viable al neoliberalismo imperante. La influencia de Chávez y de Maduro se ha sentido en las políticas de estos países en su retórica y en sus acciones, desafiando el status quo y proponiendo un camino diferente hacia el desarrollo y la justicia social.

El enfrentamiento entre Venezuela y el imperialismo ha sido una constante en la narrativa política del país desde el Golpe de Estado del 2002, orquestado con el apoyo de sectores externos hasta las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y sus lacayos.

Venezuela ha sido un campo de batalla en la lucha por la autodeterminación y la soberanía, la resistencia del pueblo venezolano frente a estas agresiones ha sido un ejemplo de dignidad y de fortaleza desafiando las expectativas y demostrando que otro mundo es posible.

En este contexto las palabras de Boric no solo son una afrenta a la soberanía venezolana, sino también una traición a los principios de solidaridad y de unidad que han caracterizado a la izquierda latinoamericana.

Núcleo Exequiel Ponce
Partido Socialista de Chile
Comunal Suecia

 

Estocolmo, 30 de julio de 2024