OTRO MUNDO ES POSIBLE, UN MUNDO SOCIALISTA

Brigada Elmo Catalán
BEC

La Brigada Elmo Catalán (BEC) es una brigada muralista chilena creada por la Juventud Socialista y el Partido Socialista. Su nombre es en honor a Elmo Catalán Avilés, quien fue un periodista y militante socialista asesinado por agentes del Estado boliviano en el contexto de la Guerrilla de Teoponte.

 

Orígenes de la Brigada

Los inicios de la BEC se originan el año 1969, motivado por la intensa propaganda de la Brigada Ramona Parra, ligada al Partido Comunista, jóvenes pertenecientes a la Juventud Socialista de Chile formaron una brigada que participó, junto a otras organizaciones muralistas-propagandístas afines a la Unidad Popular, activamente durante la campaña presidencial del 70' del futuro Presidente de la República Salvador Allende. Esta brigada fue bautizada como Brigada Central, para posteriormente denominarse Brigada Lenin Valenzuela (BLV) (que posteriormente pasó a llamarse Brigada Elmo Catalán) y pese a que la BRP y la brigada socialista tenían en común la labor de apoyo a Allende y su comando, hubo entre estas dos diferencias que por algún tiempo las mantuvo distanciadas. Dentro de las principales críticas que hacía la BLV era que los comunistas usaban trazos pacifistas que iban en contra de los cambios y tesis allendista impulsada por el Secretario General del PS, Carlos Altamirano; alegaban que la Brigada Ramona Parra no formaba de forma crítica al ciudadano promedio sobre la realidad nacional, además el grupo se jactaba de la mayor autonomía que tenían respecto a su partido afín, entregando de esta forma mensajes más directos con un contenido político más agudo y descriptivo. Ahora, como tal la principal distinción entre ambas fue su identidad y base política, aspecto que se reflejó en el mensaje de propaganda que cada brigada entregó en sus lienzos, murales y accionar. Surgiendo de esta forma dos formas distintas de trabajo y consignas dentro de la Unidad Populares.

Posteriormente, la directiva del Partido Socialista decidió apadrinar a la agrupación brigadista dentro de sus filas y orgánica partidista tras conocer la labor y auge que la BLV tomó en las calles de Chile, y además propuso a los integrantes de la brigada cambiar el nombre de «Brigada Lenin Valenzuela» a «Brigada Elmo Catalán», esto en honor y homenaje al militante del partido y miembro del ELN asesinado en junio de 1970 en Cochabamba, Bolivia. Los integrantes de la brigada aceptaron y así se convirtió en la brigada oficial del partido, también es bueno recordar que el Partido Socialista creó también la Brigada Inti Peredo.

 Salvador Allende con la Brigada Elmo Catalán pintando murales en honor al Che Guevara

Golpe de Estado y dictadura

Después al golpe de Estado de 1973 y la posterior dictadura de Augusto Pinochet, la BEC dejó de lado su labor muralista para pasar a tener un énfasis puesto en la reorganización clandestina de su partido, tanto en Chile como en el exterior. En 1987 fue revitalizada a iniciativa de la Comisión Política de la Juventud Socialista. Así, la agrupación muralista durante los primeros años de la dictadura militar ya operaba como un órgano de propaganda contra la dictadura, y desde 1980 empezó a adquirir un carácter político-militar y muy combativo.

La revitalización de la Brigada Elmo Catalán fue a iniciativa de Jaime Pérez de Arce y Ernesto Águila, dirigentes de la JS de la época, quienes encargaron a valiosos cuadros de la estructura el recuperar con la BEC, el trabajo propagandístico en general, en miras del próximo plebiscito de 1988. Tomando así el muralismo como práctica persuasiva de propaganda, funcionando como herramienta de resistencia y difusión de ideas afines a la organización. Así, también muralismo de la oposición de la dictadura ayudó a marcar territorialidad partidista y les sirvió a partidos como el PS, PC, MAPU e IC atraer a gente a sus tiendas partidarias.

Además, durante la dictadura el Partido Socialista estuvo dividido en varias facciones y corrientes ideológicas, como el PS Almeyda, Histórico, Mandujano, Nuñez, teniendo cada una de ellas su propia brigada muralista-propagandística e identidad. Estas se unificaron en un solo aparato nacional a finales de la década de los ochenta, nuevamente bajo el nombre de Brigada Elmo Catalán debido a las futuras campañas políticas en Chile. Entre estas organizaciones muralistas de facciones del PS existieron la reeditada Brigada Elmo Catalán (BEC), la Brigada Laura Allende (BLA), la Brigada Salvador Allende (BRISA), Grupo Sindicato y la Brigada Carlos Lorca (BCL).

Actualidad

Hoy en día la Brigada Elmo Catalán sigue activa, haciendo diversos murales e iniciativas en 2014, 2017 y 2023.

Uniforme

La Brigada Elmo Catalán BEC tenía un uniforme característico de lucha que distinguía a los overoles rojos de la BRP, el cual consistía de pantalones de vaquero, botas, la camisa color verde oliva identitaria de la Juventud Socialista, y además algunos integrantes de la brigada usaban una boina negra, para identificarse y demostrar admiración por el “Che” Guevara.

Referencias

[1] Alejandra Sandoval Espinoza (2001). «Palabras escritas en un muro: El caso de la Brigada Chacón». Santiago de Chile: Ediciones SUR.

[2] Pedro Morales Yévenes (2011). «TODOS LOS COLORES CONTRA EL GRIS: EXPERIENCIAS MURALISTAS BAJO LA HEGEMONÍA MILITAR. ESPACIOS GANADOS Y EN TRÁNSITO HACIA EL NUEVO ORDEN DEMOCRÁTICO (1983-1992).». Santiago de Chile.

[3] «Brigadas muralistas - Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile». www.memoriachilena.gob.cl. Consultado el 19 de marzo de 2023.

[4] pelao14 (6 de junio de 2013). «Evolución del Muralismo Chileno: Las primeras Brigadas Muralistas en Chile». Volante x Izquierda. Consultado el 19 de marzo de 2023.

[5] pelao14 (6 de junio de 2013). «Evolución del Muralismo Chileno: Las primeras Brigadas Muralistas en Chile». Volante x Izquierda. Consultado el 12 de julio de 2023.

[6] «Porque las murallas nos pertenecen: Brigada Elmo Catalán se reactiva y pinta mural en Población Exequiel González». Fundacion La Alameda. 27 de abril de 2014. Consultado el 19 de marzo de 2023.

[7] Juventud Socialista de Chile (18 de marzo de 2023). «¡Luchar, pintar, estudiar!»

 


La BEC, según Sebastián Fontbona, Nicolás Labra e Ismael Larraín, creó las principales representaciones pictóricas del PS y sus obras, e impulsaron el rápido aumento de manifestaciones propagandistas vinculadas a logros muralistas. La BEC se organizó en 1969 e inicialmente se denominó Brigada Central. Cuando en junio de 1970 fue asesinado en Cochabamba el periodista chileno Elmo Catalán, miembro del Estado Mayor del Ejército de Liberación Nacional (ELN), sección chilena, y del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia, militantes de la FJS cambiaron el nombre de la brigada por Elmo Catalán con la intención de homenajearlo. Según Ximena Ortúzar, la organización de la BEC se produjo precisamente en julio de 1970, cuando una delegación de las Juventud Socialista regresaba de Cuba luego de ser invitada a participar en la zafra de la caña de azúcar en la isla. En 1973, esta brigada ya contaba con mil ochocientos jóvenes militantes de entre dieciséis y veintidós años. (Ortúzar, 1973). Además de miembros de la JS, en la BEC participaron artistas, estudiantes y trabajadores. 

Los primeros logros de la BEC se remontan a una acción de campaña conjunta organizada por las distintas brigadas de los partidos de la UP en apoyo a Salvador Allende y realizada poco antes de las elecciones del 4 de septiembre de 1970. Esta iniciativa, denominada “Al Amanecer Venceremos”, ocurrió la noche del 1 de septiembre de 1970, cuando cientos de brigadas de todo el país pintaron el lema “Venceremos” en las paredes. Una vez obtenida la victoria, poco a poco, la BEC buscó, durante el primer año y medio de gobierno de la UP, una mejora estética. Durante este período, sus murales revelaron influencias de muralistas mexicanos y chilenos, pero tomaron como marca tipográfica el modelo de las letras del cartel de la película Spartacus de Stanley Kubrick. Esta marca estética reveló su estrecha relación con los diseñadores gráficos, especialmente estudiantes universitarios que introdujeron en los murales códigos visuales vinculados a la publicidad comercial (Calendário Colección Philips, 1999, p.24). Una relación que también se dio entre la BRP y los productores de carteles de propaganda gubernamental reunidos en la Oficina de los Hermanos Larrea. 

Estructurados a nivel nacional y con estilos, colores y temáticas propios, BEC y BRP fueron los dos principales protagonistas de la propaganda muralista política. durante el gobierno de la UP: el negro sobre el amarillo del BRP y el rojo sobre el blanco del BEC, colores que los distinguían. Respecto a los murales del BEC, Sebastián Fontbona, Nicolás Labra e Ismael Larraín, basándose en declaraciones de Enrique Romo –jefe nacional de esta brigada–, señalaron que, con la intensificación de la ofensiva opositora contra el gobierno a partir de mediados de 1972, el mensaje político directo y sin mayores inquietudes artísticas volvieron a predominar en esta brigada (Fontbona et alli, 2002, p.253-6). 

En la FJS, la función de las BEC era, en primer lugar, realizar propaganda política, ya que formaban parte del legado. Tareas de educación política del PS a la Juventud Socialista. Sebastián Márquez y Carlos Valero, militantes del PS que participaron en el trabajo con la BEC, manifestaron que la iniciativa propagandista y la propuesta artística de la BRP, al ser pioneras, sirvieron de modelo para la organización de brigadas muralistas en el PS y, en este partido, representó una forma de iniciar a los jóvenes en el activismo de manera guiada (Márquez & Valero, feb. 2004). Al igual que BRP, la BEC realizó experiencias de pintura colectiva en las que también hubo una división del trabajo según las habilidades de cada participante y en función del objetivo de promover el arte popular. 

Un ejemplo ilustrativo de iniciativas en este sentido fue el proyecto piloto realizado en Valparaíso, que tuvo como objetivo enseñar a los niños las técnicas de producción de murales en brigadas, para que este tipo de creación continuara en la futura sociedad socialista (Ávila, set. 2006). La BEC, a su manera, compartía la preocupación por la formación doctrinal de los futuros hombres nuevos de la sociedad socialista. 

Al abordar la estructura organizacional de esta brigada, Ximena Ortúzar destacó, citando informes de un brigadista no identificado, que de cada organización social y de masas juveniles, los mejores militantes fueron seleccionados y preparados para desempeñar tareas políticas y culturales a través de las brigadas. 

Según el informe, el primer paso es asistir a una escuela de cuadros y de pintura, donde se aprende organización, disposición, cuidado de los materiales y lo más importante: 

- Conducta en el trabajo. 

- Está prohibido hablar y fumar durante el sorteo. Quienes terminen su tarea deberán subirse al camión y esperar a los demás. Sobre todo, nos enseñan que “la disciplina es seguridad”. Nadie porta armas. Porque está prohibido por el Partido. Por eso, cuando al amanecer, en cualquier lugar, aparecen enemigos y los atacan, utilizan dos estrategias de defensa: 

- Saltar al suelo y huir. Por supuesto, ellos [los oponentes] están bien preparados con palos, piedras y balas. En Linares, durante la campaña de 1972, tuvimos cinco compañeros heridos por ametralladoras. No pudimos hacer mucho porque no somos brigadas de choque, sino propagandistas. (Ortúzar, 1973). 

El artículo destacaba cómo el papel revolucionario de los brigadistas se basaba en la capacidad de trabajar colectivamente a través de la disciplina y producir mensajes de concientización, ubicando la violencia como un recurso utilizado injustamente por los oponentes políticos de UP. Eduardo Castillo Espinoza también destacó la forma pacífica en que BRP y BEC realizaron su trabajo, resaltando también la relación amistosa entre ellos. Sin embargo, las representaciones difundidas por BEC, en la mayoría de los murales analizados, no expresan esta negación del enfrentamiento violento. 

En sus murales, BEC no difundió mensajes utilizando símbolos diversos e innovadores, sino que reprodujo simbolismos tradicionales de izquierda que, a partir de ellos, se basaban en símbolos diversos e innovadores. la representación de la imagen de ciertos íconos buscaba consolidar una identidad revolucionaria. Su representación más recurrente fue la imagen del guerrillero, especialmente el Che Guevara, y símbolos relacionados con él, como observamos en los fragmentos de los murales presentados en una exposición realizada en 1971. La BEC creó esta imagen para un evento realizado por la Federación. de Estudiantes Universitarios de Chile (FECH), en octubre de 1971, en honor al día del Guerrillero Heroico (“Che Guevara”). El mismo año de la visita de Fidel Castro a Chile, que duró más de treinta días. El mural compuesto por una representación del Che Guevara junto a la bandera cubana fue documentado fotográficamente porque registró la presencia del presidente socialista Salvador Allende en el evento. Tal referencia puede parecer predecible debido a la temática de la exposición, sin embargo, además de no encontrar información sobre la participación del BRP en este evento, los murales realizados por la BEC en las calles tenían el objetivo de promover propaganda política y mantuvieron un constante apoyo a los modelos revolucionarios. 

En la representación pictórica del tablero de ajedrez encontramos una clara referencia a la idea de enfrentamiento. Este se estructura en forma de juego donde se produce un choque entre una única pieza de ajedrez oscura y valiosa y otras piezas claras de menor valor (los peones), pero en mayor número. Incluso en esta relación asimétrica, el choque entre las dos fuerzas generó un desequilibrio general. El uso del juego de ajedrez como forma de expresar el enfrentamiento es de gran significación, ya que representa una estrategia guerrera, de combate entre fuerzas contrarias y el intento de dominar y destruir al oponente. En este combate observamos una representación maniquea de choque de fuerzas opuestas: el bien (peones ligeros) contra el mal (pieza oscura y valiosa)

El tablero de ajedrez representaba a Chile, los peones eran los militantes revolucionarios, es decir, los trabajadores que, unidos y organizados, jugaban contra la pieza más valiosa, en este caso, el capitalismo, el imperialismo estadounidense y las capas dominantes chilenas. Los trabajadores con sus banderas aparecen avanzando hacia el enemigo y el partido no está definido. La imagen representó así la situación extrema, de profunda tensión, que caracterizó las disputas políticas en Chile. Sin embargo, si bien este mural presenta un diagnóstico de la lucha inminente, definiendo las fuerzas contrarias y su disposición al enfrentamiento violento –obsérvese que la paloma (símbolo de la paz) ubicada al fondo de la representación está alzando el vuelo–, las siguientes imágenes señalan las armas disponibles para que los trabajadores salgan victoriosos. 

En el mural titulado Trabajadores al Poder se puede apreciar una alegoría que hace referencia al conflicto en cuestión, pero en este caso se representa una dualidad en los dispositivos de lucha a utilizar por los trabajadores. Al unir la imagen de un trabajador con la de una mano empuñando una herramienta de trabajo, con el mismo énfasis dado a la representación de un arma de fuego y la bandera chilena, el cuadro sitúa el uso de la lucha armada como una posibilidad a ser considerada en el proceso revolucionario chileno. Pero no es el único, ya que el arma del trabajo (herramienta) se sitúa en igualdad de condiciones. Esta idea se refuerza cuando vemos que, entre todos estos símbolos, en el lado derecho, hay una figura, en primer plano, de un hombre con barba (como los guerrilleros de la Sierra Maestra que tomaron el poder en Cuba) y, un poco más al fondo, una mujer que tiene frente a ella y en su regazo la imagen de un joven vestido con la bandera de Chile. Luego, al otro lado del mural, el mensaje se completa con la imagen de un gran puño cerrado –representación metonímica de las demandas populares– sobre el título Trabajadores al Poder. Las dos mujeres presentadas en la primera cara del mural aparecen relacionadas con la maternidad. 

La imagen da fe de que la BEC valoró a los trabajadores como agentes centrales de transformación y al trabajo como medio de lucha, sin embargo, deja claro que este no debe ser el único. En este sentido, a través de la imagen recurrente de la guerrilla, defienden un cambio en la estrategia revolucionaria a seguir para efectuar la transición al socialismo. La imagen de la mujer fue incorporada a la representación como una alegoría que alude al futuro que seguiría a la lucha obrera y resultaría en la formación del hombre nuevo. En todas las obras muralistas de la BEC, siempre hubo coherencia entre el nombre elegido para la brigada –Elmo Catalán–, que homenajeaba al guerrillero chileno fallecido combatiendo en Bolivia, y los mensajes revolucionarios de los murales. 

La presencia de Elmo Catalán en la guerrilla boliviana fue parte de la política internacionalista del PS, vigente en la década de 1960, cuando el partido envió a sus militantes a participar en diferentes luchas internacionalistas. Durante este período, como atestigua Carlos Altamirano (exsecretario general del PS), el PS apoyó a los movimientos guerrilleros boliviano, uruguayo (Tupamaros) y argentino (Montoneros) (Altamirano, 1979, p.16). 

Según la línea de su partido, la FJS también mantuvo, desde 1957, estrechas relaciones con diferentes organizaciones revolucionarias, especialmente con las cubanas que lucharon contra el dictador Fulgencio Batista, y tomó al Che Guevara como modelo de revolucionario a valorar (Valle & Díaz, 1987, p.43-4). Tanto la FJS como las JJCC establecieron sus acciones políticas con base en las agendas que discutían sus partidos y mantuvieron debates entre ellos sobre las decisiones tomadas. Sin embargo, en momentos de reevaluación de las estrategias del partido, las líneas políticas adoptadas por la FJS muchas veces cambiaron o se diferenciaron del Comité Central (CC) del PS, interfiriendo en los debates y decisiones de la comisión política. 

Divergencias en este sentido fueron señaladas por Jorge Valle y José Díaz, principalmente después de la campaña y la derrota del FRAP en 1964. A partir de entonces, la FJS comenzó a hacer duras críticas al desarrollo de la campaña, a la línea electoral del PS y del PC y comenzó a defender más enérgicamente la integridad del socialismo revolucionario, lo que significó una mayor valoración de las bases del partido y la aplicación de la política del Frente de Trabajadores.

El Frente de Trabajadores fue el nombre de la tesis sobre la naturaleza de la revolución en Chile. apoyado por el PS en el momento de la formación de la UP. Con base en ello, los socialistas defendieron tres puntos: una alianza sólo entre partidos políticos que representaran los intereses del proletariado y de las capas populares en general, el rechazo de una alianza con organizaciones políticas de la burguesía y la revolución como un solo proceso, en que las tareas democrática y socialista deben llevarse a cabo simultáneamente. (Faúndez, 1992, p.200-2). Para el PS, el programa de la UP debería ser una reafirmación de esta estrategia, de modo que el futuro gobierno, en un solo paso, necesitaría combinar tareas democráticas y nacionales contra la oligarquía local y el imperialismo y, además, llevar a cabo proyectos socialistas. Una tesis que se oponía a la estrategia del frente de liberación nacional seguida por el PC. 

La posición del PS se basó en el diagnóstico definido en el XXII Congreso del partido realizado en Chillán en 1967 en el que al discutir el desarrollo del frente obrero se optó por la lucha armada como forma de acceder al poder. (Valle & Díaz, 1992, p.51). Según Carlos Altamirano, la definición por la vía armada no presuponía el uso de la violencia en todas o algunas fases del proceso; por el contrario, consideró el uso, durante el mayor tiempo posible y eficaz, de las instituciones burguesas y de las formas legales de lucha. Sin embargo, una vanguardia revolucionaria de trabajadores debería estar preparada para tomar la ruta insurreccional, si fuera necesario, en los momentos decisivos del proceso (Altamirano, 1979, p.54). Cabe resaltar que esta explicación no cambia el hecho de que el PS consideraba que la lucha era armada. 

Al defender la línea del Frente de Trabajadores, la FJS generó profundos debates en el FRAP Juvenil con las JJCC, al considerar que estas últimas, fieles a la línea electoral del PC, seguían una política de actuar en todos los frentes de masas de acuerdo con el frente de liberación nacional. Así, hasta el inicio de la campaña de la UP en 1969, los jóvenes de los principales partidos de izquierda de Chile formaban sus propias listas en las elecciones universitarias, comenzando la FJS a establecer en algunos espacios listas unitarias junto con el Movimiento de Izquierda Revolucionário (MIR). 

Cuando en En marzo de 1970, el PS evaluó las posibilidades electorales abiertas a los partidos de izquierda y acordó formar una coalición más amplia, que incluía al PR (considerado representante de la pequeña burguesía) y la vía pacífica como estrategia política para la transición al socialismo. 

El candidato Salvador Allende y el subsecretario general del partido, Adonis Sepúlveda, buscan esclarecer el papel de la Juventud Socialista en la campaña y el gobierno de la UP, tal como había sido definido en la Conferencia de Programa de 1969. La FJS asumió la organización de una campaña de reclutamiento, denominada “Contingente 'Che Guevara'”, que pretendía ilustrar a otros jóvenes y a las clases populares en general, sobre el sentido revolucionario que distinguía a la UP y la importancia de su participación en las tareas delegadas por el futuro gobierno (Valle & Díaz, 1992, p.54). 

La dirección de la FJS, especialmente después de la victoria electoral de la UP, interrumpió las discusiones sobre las condiciones revolucionarias y caminos doctrinales para la transición al socialismo en Chile, pasando, como el PS, a defender el fortalecimiento de la UP. En el XXIII Congreso General del PS, realizado en la ciudad de La Serena en enero de 1971, en la que Carlos Altamirano fue elegido secretario general, el partido adoptó una línea política de apoyo a los Comités de Unidad Popular (CUP) para garantizar la movilización e incorporación de la población en tareas que dependían de la participación popular como, por ejemplo, en la batalla de la producción. Correspondió a la FJS realizar acciones encaminadas a sensibilizar a la ciudadanía, con el objetivo de obtener apoyo para la UP en disputas electorales a nivel nacional (elecciones parlamentarias y municipales), a nivel sindical (elecciones de la CUT) y en el ámbito juvenil (en las federaciones universitarias y secundarias). En este congreso, la participación directa del FJS en la dirección del partido aumentó considerablemente y la acción directa en la CUP demuestra la intención del PS de convertirse en la vanguardia revolucionaria de la etapa de transición al socialismo. 

En la práctica, la nueva orientación no impidió, desde el período electoral hasta el último año del gobierno de la UP, acciones violatorias de la línea doctrinal del gobierno por parte de miembros del os, como, por ejemplo, el apoyo al entrenamiento guerrillero33 y acciones armadas en las calles de la capital Santiago.34 Posturas que generaron fuertes diferencias entre la FJS y el CC del PS, así como resaltaron las diferencias en las relaciones de la juventud socialista y comunista con sus partidos de origen y con el proyecto de la UP. 

Las imágenes del BEC asociadas a la conducta de la base militante del PS, especialmente la del FJS, que, en su mayor parte, defendía estrategias revolucionarias característicamente ultraizquierdistas y, a menudo, obtenía el apoyo de importantes dirigentes del partido, expresaban ambigüedades. presente en la conducta del PS desde su formación. 

Las principales líneas ideológicas que constituían el PS, cuando se formó la UP en 1969, estaban divididas entre leninistas; los castristas; y los moderados o socialdemócratas. La gran diferencia entre estos segmentos estaba en sus tácticas. En aquella época los castristas tenían una fuerte penetración entre la juventud y su portavoz era Carlos Altamirano. Abogaban por la insurrección armada y esperaban que los sindicatos desorganizaran el sistema existente, formando, junto con los trabajadores rurales, las tropas que llevarían a cabo la revolución. Los moderados, la fracción mayor del partido, tenían a Salvador Allende como líder no oficial y defendieron el camino económico, la estrategia electoral y la formación de alianzas con partidos no socialistas como el Partido Radical (PR). Fue este grupo el que lideró la campaña electoral de 1964 y logró, especialmente gracias a la representación política de Salvador Allende, ampliar la coalición de izquierda y formar la UP en 1969. 

Durante el gobierno de la UP, el PS, al mismo tiempo que eligió a Salvador Allende como candidato de la UP, en 1971 eligió como secretario general a Carlos Altamirano, quien era un defensor de la formación del Frente de Trabajadores. Esto deja clara la dificultad del PS para asociar las diversas tendencias políticas de sus miembros en una sola dirección común, permitiendo a sus líderes y activistas, como los miembros de BEC, realizar acciones o propagar mensajes en las calles de Chile. 

El estudio de la historia de la experiencia chilena a partir de imágenes propagandísticas producidas con el apoyo de los partidos de izquierda y del gobierno permitió recuperar aspectos de la movilización política y cultural del período que revelaron no sólo las condiciones de su producción, sino los objetivos de los imaginarios productores de efectos pedagógicos. La forma en que cada brigada intentó cumplir su función de sensibilización y orientación política resultó, por un lado, en representaciones guiadas por valores comunes a los partidarios de las transformaciones socialistas: la adhesión a la lucha de los trabajadores, expresada en la vestimenta usada. por los brigadistas y en el trabajo colectivo representado en su organización en brigadas y en las imágenes de los murales. Sin embargo, por otro lado, al describir los medios de lucha para efectuar tales cambios, crearon representaciones divergentes del mismo proceso y, por tanto, una “lucha de representaciones” que revela la relación dialéctica entre imaginarios y prácticas sociales, que generaron significados paradójicos. a la propaganda política de la UP. 

Las brigadas muralistas, entonces, al mismo tiempo que fueron efectivas en la integración y participación de organizaciones juveniles de los principales partidos de gobierno y crearon murales que les dieron el lugar de la segunda tendencia muralista en la historia del arte chileno, también acentuaron en el espacio público la dificultad para el gobierno de mantener la unidad de acción. En sus imágenes observamos la persistencia de la dualidad de estrategias del PC y del PS que marcó su conducta hasta el último año de gobierno.