OTRO MUNDO ES POSIBLE, UN MUNDO SOCIALISTA
Mensaje de Salvador Allende a la XX Conferencia Nacional de la Juventud Socialista
Muy estimados compañeros de la Juventud Socialista:
La juventud debe prepararse para enfrentar los obstáculos que encontraremos en el camino que hemos emprendido. Debe educarse políticamente más y más, para llevar su voz, su aliento y su crítica, de tal manera que los sectores populares encuentren precisamente en los cuadros juveniles, el guía que pueda indicarles cuál ha de ser el camino que tenemos que seguir.
Pienso que es indispensable, entonces, que haya concordancia entre la acción de la juventud y la de los partidos políticos que forman parte de la Unidad Popular. Y de la juventud, para captar, atraer a otros sectores juveniles que, no militando en nuestras agrupaciones políticas, pueden y deben contribuir al proceso de cambios que imperativamente Chile reclama.
Capacitarse, además, en el dominio de una técnica o profesión para la construcción de la sociedad socialista.
Muchas veces he sostenido que la juventud tiene una doble misión: actuar y prepararse para actuar. La juventud tiene que capacitarse no sólo políticamente, sino en el conocimiento de una técnica, de una carrera, de una profesión. La juventud debe entender perfectamente bien que nosotros sabemos que ellos, los jóvenes, serán, en definitiva, los que tendrán en sus manos la construcción de la sociedad socialista.
Debe pensarse que los jóvenes ya actúan e influyen en sus propios partidos y en el seno del gobierno. He dicho que este país es un país con predominio de gente joven, y es esta misma gente joven la que pesa en los partidos; y la mayoría de los dirigentes de los partidos, especialmente en el caso de nuestro Partido, son hombres jóvenes.
Estar a la altura de nuestra tremenda responsabilidad sin perder el sentido de la táctica ni desconocer las dificultades.
Por eso es que yo llamo a mis compañeros militantes de la FJS para que, como organización, estén a la altura de la tremenda responsabilidad que tienen. Son el partido mayoritario de gobierno -el Socialista- y la juventud debe ser, lo repito, el gran factor dinámico de las transformaciones. Pero no perdiendo el sentido de la táctica ni desconociendo las dificultades.
Pensando que día a día, el enfrentamiento se hace en cada minuto, por así decirlo, entre los sectores que defienden el status y los que queremos abrir el camino al socialismo.
Autocrítica de verdadero contenido revolucionario.
La Juventud Socialista tiene una tremenda responsabilidad. Primero, la de cohesionar, la de mantener férrea su unidad, de no dejarse penetrar por personalismos, la de hacer imposible el trabajo de grupos que destruyan el concepto de la responsabilidad común que tiene la juventud. No concibo una Juventud Socialista que no tenga la fuerza moral de poder discutir los problemas con pasión, pero con respeto para cada uno de sus integrantes. No concibo una Juventud Socialista marcada por el recelo; pienso que no puede existir una Juventud Socialista en donde no haya la limpieza suficiente para que la autocrítica tenga el verdadero contenido revolucionario que debe tener, al margen de todo personalismo.
El futuro del proceso revolucionario descansa en la Juventud Socialista.
Si la Juventud Socialista comprende que en ella descansa el futuro del proceso revolucionario chileno -que este proceso tenemos que llevarlo, como lo decía hace unos instantes, por los caminos que voluntariamente hemos escogido, porque corresponden a la realidad de nuestro país-, nosotros podremos tener la certeza, entonces, de que los enemigos del pueblo se enfrentarán a una Juventud Socialista que, siendo férrea en su organización, en su concepción estratégica y táctica, y siendo muy firme en sus postulaciones ideológicas, sea también un factor de nexo, de vínculo, con el resto de las otras juventudes.
Nada de dogmatismo, de sectarismo, de tendencia hegemónica. Respeto, camaradería, aprecio, diálogo con las juventudes de los otros partidos y movimientos que integran la Unidad Popular.
Es por eso, compañeros, que al terminar mis palabras, quiero decirles una vez más: lo que hemos alcanzado en Chile es un paso trascendental. Le interesa no sólo a los chilenos, fundamentalmente a los obreros, a los estudiantes, a las dueñas de casa, a los empleados, los técnicos y los profesionales. El Gobierno Popular que el pueblo conquistó el 4 de septiembre de 1970 es un hecho de importancia más allá de las fronteras nuestras. Son millones y millones de seres humanos que miran la experiencia chilena, experiencia que indiscutiblemente tiene características propias, que rompe un poco los esquemas, pero cuyo contenido nadie puede negar: que es y será el de hacer las transformaciones; que las estamos haciendo dentro de un marco que nosotros mismos aceptamos, es cierto, pero que vamos al socialismo, también es cierto.
De allí, entonces, que yo reclame, como el Compañero Presidente, de parte de mis compañeros jóvenes, de parte de las juventudes, de la FJS, cuya trayectoria de lucha y sacrificio constituye las páginas más trascendentales y heroicas de la vida partidaria, que comprenda perfectamente bien la gran responsabilidad que implica ser joven y ser joven socialista en este minuto de Chile y en esta hora del mundo.
Salvador Allende