MILITANTISMO Y RESISTENCIA SOCIALISTA CHILENA ENTRE 1973 Y 1975: HISTORIA DE UN SACRIFICIO

 

Las acciones de resistencia y oposición del socialismo chileno durante el periodo autoritario han sido muy poco exploradas, las obras que abordan este tema son bastante escasas[1], aunque constituyen en sí un reto y un estímulo para continuar este trabajo de rastreo y análisis.

En las próximas páginas se abordará el estudio de una red socialista que operó principalmente en la ciudad de Santiago de Chile entre 1973 y 1975, fecha de su detención y desaparición; se trata de la primera Dirección Clandestina del PSCH[2]. Se intentará, con la ayuda que brinda la sociología del militantismo, entender cómo un grupo de jóvenes dotados de un buen capital social[3] llevó su acción política hasta los confines de su propia existencia, situación aún más paradójica ya que se trataba de individuos racionales muy lejanos tanto en su retórica como en sus prácticas de personas fanatizadas, que tienden a una representación de la realidad jalonada de visiones mágicas o religiosas. Para tales efectos se analizará tanto el contexto como las condiciones histórico-políticas que fueron el escenario de dicho compromiso. Así mismo se ha explorado la socialización primaria[4] de dichos actores, además de estudiar las condiciones reales de las acciones militantes implementadas. A ese respecto resulta interesante evaluar de qué manera la experiencia política acumulada durante la legalidad se mostró a veces ineficaz, o inadecuada durante los años de la clandestinidad.

Por otra parte se describirán los hechos acontecidos que llevaron a la detención y desaparición de un número importante de los miembros de la red[5] de resistencia clandestina, tratando de organizar los sucesos de manera coherente, presentándolos de forma cronológica, dando pistas que permitan entender las condiciones de la acción militante en las particulares condiciones de clandestinidad en las cuales operaron dichos actores. Intentando aportar elementos que permitan entender dichas detenciones no como una fatalidad ni como un accidente fortuito sino como la implementación de prácticas políticas inadaptadas a las condiciones, cuya explicación podría encontrarse en un diagnóstico distorsionado de las condiciones políticas existentes en la época, en la falta de recursos materiales y en un cerco represivo constante.

Finalmente, construir una narración histórica sobre el Partido Socialista de Chile durante el periodo autoritario es un ejercicio bastante complejo, plagado de dificultades de orden metodológico. En primer lugar se debe tener presente que en el periodo evocado coexistieron de manera diacrónica diversas redes militantes, todas ellas reivindicando para sí la legitimidad histórica del socialismo chileno. Por otra parte las fuentes que informan sobre dichas redes son bastante limitadas, ya que estamos hablando de actividades clandestinas en las cuales los propios actores destruían sistemáticamente las pruebas existentes para así no poner en peligro la seguridad individual y colectiva y por consiguiente el funcionamiento de las estructuras. Además los organismos represivos se preocuparon de no dejar pruebas respecto a las operaciones represivas, ya que dado su carácter ilegal e ilegítimo no podían ser reveladas públicamente. En una primera parte se examinarán las características del militantismo socialista de los años setenta, para, finalmente en una segunda parte, describir las circunstancias del cercamiento y destrucción de la Dirección Clandestina.

Para redactar este artículo se han consultado una serie de archivos e informes[6] así como también una serie de entrevistas semidirigidas[7].

 

El Partido Socialista de fines de los años sesenta era el campo donde operó la socialización política de la mayor parte de los actores de la red “Dirección Clandestina”. El contexto político de la época ha sido innumerables veces descrito y analizado: Guerra Fría, Guerra de Vietnam, Revolución Cubana, transgresiones juveniles, revolución en libertad y surgimiento de estructuras políticas fruto de la influencia de la Revolución Cubana (Del Pozo, 2009: 199).

Por otra parte el PS desde su fundación había sido una organización en la que el debate y la disidencia fueron prácticas rutinarias llegando a participar de una cultura política específica dentro de la izquierda chilena, lo que no quiere decir que en otros partidos la deliberación no existiese. Lo que constituía la originalidad del Partido Socialista era que el debate implicaba a las diferentes instancias organizativas y además transcendía el marco interno de la organización llegando sin desenfado al espacio público[8].

Otro elemento constitutivo de la cultura política del socialismo chileno fue un funcionamiento orgánico que escapaba a la estructura piramidal que el PS enunciaba en sus estatutos. Aunque los núcleos, las seccionales y los regionales existían y funcionaban en algunos espacios, en muchos otros la información y las actividades escapaban al funcionamiento vertical dando paso a formas más bien horizontales de participación.

Aunque el funcionamiento fraccional estaba expresamente prohibido por los estatutos del Partido, las tendencias eran normales, y respondían al carácter deliberante y pluralista del PS.

En este marco político a principios de los sesenta surgirá una red militante animada y articulada en torno a Beatriz “Tati” Allende y Arnoldo Camu, conocida como los “elenos” , nombre derivado de la sigla ELN[9], rama chilena de la organización guevarista del mismo nombre. La profunda frustración que significó la derrota electoral de Salvador Allende en las elecciones presidenciales de 1964, encontró una alternativa en la Revolución Cubana, cuyos logros fueron difundidos por una abundante literatura y múltiples testimonios, configurando así un próspero espacio a las tesis guevaristas con las cuales se identificaban.

Algunos años más tarde, en 1968, la Comisión Nacional Agraria Socialista (CONAS), entre cuyos dirigentes destacaba Rolando Calderón, y un grupo de jóvenes universitarios socialistas, entre quienes sobresalía un estudiante de Bellas Artes llamado Renato “Tata” Moreau ocuparon una explotación agraria, donde resistieron violentamente a la acción de los carabineros, siendo posteriormente detenidos y encarcelados. Esta acción y su consiguiente publicitación dan origen a la ORGANA[10].Entre julio y agosto de 1970 los militantes de la ORGANA se unen con los del ELN, lo que les permite agrandar poco a poco su influencia hasta llegar a jugar un rol importante en el congreso del PS en la ciudad de La Serena en 1971. Así fueron elegidos Exequiel Ponce (ORGANA)[11], Arnoldo Camu (ELN)[12], Néstor Figueroa (ELN)[13], Hernán Coloma (ELN), Carlos Lorca (ELN)[14] (Moreau, 2013).

El fin de los sesenta se convierte en el escenario en el cual la muerte del Che participará en la construcción de un imaginario militante donde la figura del mártir se confunde con la del militante revolucionario. En efecto la retórica marxista había calado profundamente en muchos jóvenes socialistas, la idea de que las crisis y contradicciones del capitalismo terminarían por colapsar dicho sistema abriendo así las grandes alamedas del socialismo, parecía en aquellos años una verdad revelada. Por su parte el Che Guevara había repetido hasta el cansancio que “no siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución; el foco insurreccional puede crearlas” (Guevara, 1960: 2) Esta visión voluntarista de la revolución era funcional con las críticas que muchos jóvenes izquierdistas formulaban a los partidos tradicionales de la izquierda chilena.

El voluntarismo político proclamado por el Che y su renuncia a la vida pública, pero no así a la acción revolucionaria, permitieron ver en él la reencarnación de Cincinnatus[15]. Guevara fue el ministro que abandonó status y prebendas para continuar la lucha, volviendo a ser el Che, aquel médico de los leprosos, el joven militante en Guatemala, el guerrillero en Cuba. La coherencia cognoscitiva del personaje le dotó de una dimensión histórica a la cual sus jóvenes contemporáneos no fueron indiferentes. Este accionar militante se vio reforzado con una retórica lírica que rompe con los viejos códigos, frases como: “Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia (…)” (Guevara, 1964:1). Formulaban así nuevas estructuras discursivas más próximas de la prédica que del discurso tecnocrático, académico o simplemente demagógico. La muerte del Che en Bolivia es el corolario de un itinerario militante ejemplificador y estructurante, el verdadero militante revolucionario debía dar hasta la vida, y quizás con este sacrificio estaría adquiriendo su verdadera dimensión revolucionaria, la del “imprescindible”, cuya consagración simbólica se daría con su entrada en el limbo revolucionario, aunque esta vez no se tratase de un lugar legendario imaginado por cristianos primitivos, sino de un relato científico y moderno, es decir la Historia.

La muerte del Che en Bolivia sacraliza su imagen, impidiendo por años que sus tesis sean revisitadas con espíritu crítico. La difusión masiva de su imagen, unida a la influencia del movimiento hippie, modifica códigos estéticos: los pantalones pata-elefante, la minifalda, las boinas, las camisas verde oliva, las maxifaldas, los ponchos, los bototos y sandalias, el cabello largo y la barba, constituyen el repertorio vestimentario de una gran mayoría de jóvenes socialistas, pero también de casi toda una generación.

La enorme efervescencia de los sesenta continuó y se canalizó en la campaña presidencial de 1970. Como toda campaña electoral los mecanismos característicos del reencantamiento político hicieron su aparición, más aun en el PS, Gustavo Puz, joven militante de la seccional Las Condes, recuerda que el “Partido se activaba cuando había campañas”. La campaña del setenta no solo fue política, hubo una dimensión cultural y estética que le dio un enorme dinamismo y que permitió una participación masiva (Rodríguez-Plaza, 2013). Así mismo la forma de hacer política incorporó el estudio y la formación, enriqueciendo el capital político de los actores militantes, generando también nuevas formas de retribuciones simbólicas más coherentes con los nuevos tiempos que venían. Ricardo García C. en aquellos años no milita en la JS[16] pero rememora: “los jóvenes como yo teníamos una simpatía y aproximación, empezábamos a conocer con mayor claridad el programa de Salvador Allende, (…). La política era muy apasionante, el debate y la discusión que se producía era muy intensa, era de mucha calidad, era sorprendente encontrarse con muchachos muy jóvenes, con un discurso coherente y elaborado (…)”. En aquellas discusiones va construyéndose una ética política basada en la renuncia a la retribución material, donde la simplicidad, la constancia y la preminencia del colectivo son algunas de sus características. La convivialidad estaba omnipresente, Marisol Bravo, declara: “(…) me acuerdo que para una comida, nos dieron el carnet del Partido, el carnet rojo, ahí los viejos [del Partido] reinaban, la comida fueron papas con prietas, me sentía como una princesa (…)”. La victoria electoral de 1970, aunque mínima, fue un momento crucial en el proceso de compromiso de muchos jóvenes socialistas. Los tres años de la Unidad Popular fueron el escenario de una creciente participación de los jóvenes chilenos en la vida cívica, la radicalización fue un fenómeno transversal, en ese contexto la neutralidad era casi imposible. El discurso dominante de la época exaltaba el compromiso, estigmatizando toda forma de neutralidad. En ese sentido Salvador Allende declamaba en Guadalajara en 1972 “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”, de esta manera toda conducta neutra era presentada como un acto anacrónico, incompatible con la condición de joven. Esta construcción discursiva que tendía a naturalizar comportamientos políticos interpeló a numerosos jóvenes.

En cuanto a los orígenes socioprofesionales de los miembros de la red, la mayor parte se autoclasifica como “de clase media”, esta formulación adquiere un carácter polisémico al identificar que entre los padres había empresarios, profesionales, empleados, dueñas de casa y hasta pequeños agricultores. Resulta entonces precipitado hablar de un origen social tipo, eso sí, la mayor parte de los actores de la red “Dirección Clandestina” habían cursado estudios universitarios. Por otra parte se ha identificado que la entrada en militancia operó entre quince y veinte años, es decir entre la enseñanza secundaria y superior. Renato “Tata” Moreau recuerda: “(…) yo comencé a militar en las Juventudes Comunistas del liceo, principalmente porque yo pensaba que los comunistas eran más revolucionarios (…)”. Por su parte Patricia Abarzúa señala “(…) en el liceo comencé a cuestionarme (…) me acuerdo que era dirigente del Centro de Alumnas (…)”.

El torrente de reformas promovidas durante el gobierno de la UP activa una dinámica política que precipita a muchos jóvenes a comprometerse cada día más. Marisol Bravo, rememora “… me quedé en la universidad hasta que salió Allende, (…) después me dediqué de lleno a la revolución”. Gustavo Puz evoca su reclutamiento: “…me reclutan para un internado que había en [calle] Bustamante, (…) las clases que hacían ahí eran arme y desarme, (…) 1971 ya había pasado el congreso de La Serena, (…) yo no era “eleno” pero sin querer queriendo me puse a trabajar con los “elenos”, con Arnoldo (...)”. Prosigue diciendo: “Viajé a Cuba a una escuela de guerrilla urbana (…), volví a Santiago en octubre [1971]. Para mí era lo siguiente, o estudiaba o hacia otra cosa, (…) para mí qué estaba pasando, la sociedad iba a reventar o me quedaba estudiando y veía el reventar por fuera o estaba metido adentro (…), y me fui de la Universidad”. Poco a poco la actividad militante de estos jóvenes ocupa buena parte de su tiempo, familia, amigos, estudio, trabajo se subordinan y a veces hasta se confunden con la “vida partidaria”. El deber de comprometerse estaba asociado a un imaginario movimiento telúrico de la historia, así la Brigada Elmo Catalán escribía en los muros: “el presente es de lucha, el futuro es nuestro”. El golpe de Estado de septiembre de 1973 fue la prueba elocuente del lirismo de la consigna, el futuro inmediato no pertenecería a los jóvenes socialistas, después de septiembre el futuro estará plagado de persecución, tortura y muerte.

La pericia política acumulada por los militantes de la red en los años anteriores al golpe de Estado se mostró totalmente inadaptada para afrontar las nuevas condiciones represivas. La formación recibida en las escuelas de cuadros, tanto nacionales como extranjeras, se centró en la formación política o en la transmisión de técnicas de combate de guerrilla rural, fueron muy pocos los militantes que tenían un conocimiento de técnicas en la lucha clandestina. Más específicamente, entre 1967 y 1973 funcionaron diversas “escuelas de cuadros”. Estos centros de formación teórica y entrenamiento guerrillero estaban situados tanto en Chile como en el extranjero. La preocupación por la formación conduce a algunos jóvenes socialistas en 1967 a crear centros como Chahiuin en el sur de Chile y Guayacán en la zona central. Después de septiembre de 1970 alrededor de 80 jóvenes socialistas se forman militarmente en Cuba (Moreau, 2013), los testimonios recogidos al respecto coinciden en una formación militar de tipo guerrilla rural, largas caminatas, técnicas de camuflaje, implementación de emboscadas, uso de armamento de guerra, construcción de zulos etc. (Huerta, Chávez, 2011). Otro punto de destino fue la URSS[17], en donde las “escuelas de cuadros” soviéticas dispensan formación política, principalmente orientada a la comprensión del marxismo leninismo (Manríquez, 2012). Estas formaciones inadaptadas a las condiciones de la lucha clandestina se explican en parte porque existía la creencia de que, llegado el momento, las Fuerzas Armadas se dividirían en “constitucionalistas” y “golpistas” lo que configuraría un escenario más próximo de una guerra clásica que una política represiva exterminadora. “Pensábamos que iba a haber algo así como una guerra, como en España y que ambos bandos harían prisioneros, habría muertos claro, pero nadie se imaginaba que a los prisioneros se les iba a torturar” (Roger « Kele » Delgado, 2009). Aquellos bisoños militantes clandestinos debieron enfrentar las nuevas condiciones sin formación y sin los útiles adecuados. Renato “Tata” Moreau relata que no se habían previsto casas de seguridad en número suficiente para una contingencia como la que se empezaba a vivir, al punto que entre septiembre de 1973 y enero de 1974 hubo de beneficiarse de la ayuda de la dirección del MIR[18] para poder seguir operando. Algunos, no pocos, buscaron técnicas en la literatura disponible de la época, varios testimonios evocan “La orquesta roja” (Perrault, 1987). En dicha obra G. Perrault narra la red de espionaje montada por los soviéticos antes de la Segunda Guerra Mundial cuyo objetivo era espiar a las fuerzas del Tercer Reich. Según lo que describe el autor francés, se trataba de una red dotada de enormes recursos, con contactos a alto nivel, con miembros aguerridos y experimentados en la lucha clandestina y en el espionaje.

En el caso de la Dirección Clandestina del PS, los recursos empezaron a faltar enseguida, por lo que se intentaron generar fuentes de financiamiento[19] (Azócar, 2011:13). Al mismo tiempo la represión se desencadenó entre septiembre y diciembre de 1973 de manera masiva e indiscriminada, miles de militantes socialistas fueron encarcelados y torturados, cientos ejecutados y otros muchos debieron buscar protección y refugio en las distintas embajadas extranjeras acreditadas en Santiago. Por su parte, la Dirección Clandestina no tiene los recursos para responder a la demanda de ayuda material de un número creciente de militantes acosados. No solo la represión y la falta de recursos debilita a la Dirección Clandestina, sino que además emergen los conflictos propios del socialismo chileno y con ellos dos nuevas organizaciones que reclaman para sí la representación del socialismo criollo, se trata de la CNR[20] y de “La Chispa”[21]. Por otra parte un sector de la Dirección Exterior dirigida por Carlos Altamirano[22] adopta una posición pretendidamente imparcial ante este conflicto, que para muchos sobrevivientes habría rayado en la irresponsabilidad.

Estos primeros seis meses de clandestinidad se concentran por una parte en intentar reorganizar a los militantes socialistas dispersos que aún permanecen en Chile y que aún están dispuestos a militar y por otra parte en elaborar un análisis que evalúe las causas de la derrota de la izquierda chilena. Paralelamente la represión aumenta alimentada por la delación, como consecuencia de ello direcciones regionales enteras son detenidas como en Valdivia, Concepción. En el norte de Chile la “Caravana de la muerte” ejecuta, a veces en condiciones dantescas, a decenas de cuadros y militantes socialistas, de esta manera el terror de Estado se instala en la sociedad chilena.

En los seis meses posteriores al golpe de Estado, se realiza un esfuerzo titánico para elaborar un análisis sobre las causas de la derrota de la izquierda. El texto será difundido en marzo de 1974 y se le conocerá como el Documento de Marzo. El habitus[23] militante adquirido durante la legalidad lleva a veces a privilegiar la participación y el pluralismo en desmedro de la seguridad, al punto que Ricardo Lagos Salinas, miembro de la Dirección Clandestina, se reúne con Adonis Sepúlveda[24] en la Embajada de Colombia para discutir el contenido del documento. El debate llega hasta el lecho del propio “Tieso” Huerta[25], quien es contactado vía un enlace por Carlos Lorca (Huerta, 2012).

En febrero de 1974 son detenidos por efectivos de la SIFA[26] los principales miembros de lo que iba quedando del aparato militar del PS, Renato “Tata” Moreau, su novia (La Gringa) y Robinson Pérez (Moreau, 2013). Posteriormente en el mismo domicilio convertido en ratonera será arrestado Gustavo Puz[27] (Puz, 2011). En marzo del mismo año son detenidos por la DINA dos miembros del Frente Interno, Samuel Houston y Luz Arce[28] (Houston, 2012). Análogamente es arrestado por la SIFA Gustavo Ruz, miembro de la Comisión Política. En junio de 1974 son detenidos los miembros del equipo de propaganda, cuya imprenta se encontraba a escasos metros de Londres 38[29] (Fierro, 2011). Paralelamente es arrestado y posteriormente ejecutado Víctor Zerega, miembro activo del Frente Sindical, quien cumplía labores de reorganización. El punto culminante de esta primera ofensiva represiva se produce en octubre de 1974 con la visita de un grupo de miembros de la SIFA[30] a la casa de seguridad situada en el barrio de La Cisterna, en ese lugar vivían Carlos Lorca, Carolina Wiff, Ricardo Lagos, Michelle Peña y Marisol Bravo, esta última logró disuadir a los agentes diciéndoles que no conocía a Michelle Peña y que ella era una apacible ama de casa (Bravo, 2013).

¿Cómo explicar el tozudo compromiso que llevó a este grupo de militantes a mantener sus actividades a pesar de las difíciles condiciones materiales, los problemas de salud, la persecución impenitente y el terror reinante? Todos ellos compartían la creencia de que el socialismo llegaría de manera inexorable, dicha presunción se alimentaba de una visión histórica decimonónica que le asignaba a la historia un sentido, “La historia es nuestra y la hacen los pueblos”[31], “el experimento fascista lleva en sí mismo los gérmenes de la derrota. La condición de su éxito es la destrucción definitiva del movimiento popular; y éste es indestructible”, decía la introducción del Documento de Marzo. La certeza del fin inminente de la dictadura nutría la esperanza de un futuro inmediato mejor, en esas condiciones los militantes debían sobrevivir, confirmándose y conformándose a la consigna: “el presente es de lucha, el futuro es nuestro.” Dicho comportamiento no es novedoso en la historia ¿no se entregaban resignados los cristianos primitivos del siglo I a las fauces de las fieras porque tenían la convicción del advenimiento inminente de la Jerusalén celeste?

Fuera de una visión predestinada de la historia, podría también concurrir como elemento explicativo una imagen deformada de la represión. Aunque desde noviembre de 1973 el Partido Socialista informa por escrito a sus militantes de las técnicas de interrogatorio y tortura utilizadas por los agentes del Estado, la frase pronunciada por Carlos Lorca en el momento de su detención es significativa: “Mi nombre es Carlos Lorca, exijo ser considerado como un prisionero de guerra” (Azócar, 2011:15). En el mismo sentido Juana Andreani[32] en enero de 2012 declaraba que después de la detención de sus camaradas, “durante meses esperé la liberación de los chiquillos”. ¿Significa esto que existía una visión deformada de la represión? Quizás no existía un conocimiento cabal del grado de brutalidad y crueldad que animaba a los agentes represivos. Aunque múltiples testimonios y rumores que se filtraban revelaban la bestialidad de los interrogatorios practicados en las ya conocidas “casas del terror”.

 

La persecución de la Dirección Clandestina del PS se aceleró con la detención de Adolfo Ariel Mancilla Ramírez ocurrida el 14 de marzo de 1975, pertenecía a la Comisión Política y se encargaba de tareas de infraestructura, tales como la distribución de dinero, conseguir casas de seguridad o pasaportes. Trabajaba con Sara Montes y Juana Andreanni, sus enlaces. En la calle Ricardo Cumming número 732 agentes de la DINA detuvieron a Sara Montes que estaba enferma y montaron una ratonera. Clara Rubilar otra enlace de la Comisión Política, fue alertada por los vecinos de lo que ocurría cuando se dirigía a la casa, por lo que no llegó a entrar, pero tampoco pudo prevenir a Ariel Mancilla, según declaró ella misma. Este al verse sorprendido trató de huir engañando a los agentes acerca de un contacto que tenía en la calle, una vez fuera se tiró en el asfalto al paso de un autobús, un agente le disparó y le hirió en un pie. Permanece como detenido desaparecido desde entonces.

La detención de Ariel Mancilla, según relatan algunos testigos o actores políticos[33] implicados, presenta contradicciones y no se ha resuelto completamente el asunto más delicado, cómo llegaron hasta él los agentes de la DINA. Una circunstancia que complica las cosas es que tanto Sara Montes como Clara Rubilar trabajaban con Jaime López. Se ha hablado de que pudo ser una entrega realizada por el mismo López, ya que no se sabe con certeza en qué fecha fue detenido este y cuando comenzó a colaborar. Sin embargo hay que resaltar que este hecho tuvo una gran significación, ya que fue el primer eslabón en la caída de la Dirección[34]. En la actualidad todavía no se ha establecido con claridad lo ocurrido, ni el Partido Socialista ha realizado investigación alguna para conocer cómo fue detenida su dirección al completo. Lo que sí parece probado es que la DINA tenía ya a esas alturas un conocimiento exacto del organigrama de la organización, aunque el problema seguía siendo cómo llegar hasta ellos, y eso solo pudieron lograrlo por una combinación de factores como la información obtenida en la tortura, la intermediación de un delator y la experiencia adquirida por los agentes en labores de Inteligencia.

El asalto final comenzó con la detención de Ricardo Lagos Salinas[35], que de alguna manera precipitó la caída de la Comisión Política al completo, en apenas unos días fueron detenidos por la DINA Exequiel Ponce, Carlos Lorca, Carolina Wiff y las enlaces del grupo.

Ricardo Lagos fue detenido junto a su pareja, Michelle Peña, no se puede precisar la fecha pero parece probable que fuera el 17 de junio[36]. El 25 de junio pasada la una de la madrugada unos agentes irrumpieron en un inmueble de la calle Tocornal donde residían Exequiel Ponce[37], dirigente máximo del partido en el interior, y su enlace Mireya Rodríguez. Según el testigo de la detención, que era el dueño de la casa, los funcionarios de la DINA sabían exactamente que vivían en la última pieza.

El siguiente golpe de la DINA se asestó contra Carlos Lorca Tobar y Carolina Wiff Sepúlveda[38] el 25 de junio de 1975 en la calle Maule, en el local donde tenían una lavandería utilizada como tapadera para realizar contactos e intercambios de información. Allí la DINA instaló una ratonera.

Según el “Guatón” Romo39 Mireya había entregado la información bajo tortura. Con ellos tenían al completo la cúpula del PS. Días después, alrededor del 7 de julio, aunque no se puede precisar porque no hubo testigos, fue detenida Rosa Elvira Soliz Poveda que era una dirigente estudiantil que realizaba funciones de enlace entre la Dirección del PS y el Partido Comunista. El 15 del mismo mes detuvieron a su compañera de departamento y de tareas partidarias Sara de Lourdes Donoso Palacio en el consultorio del Servicio Nacional de Salud en el que trabajaba, dos hombres se la llevaron y la subieron a una camioneta. Se cierra así el círculo que culminó con la eliminación de la dirección y de parte de sus colaboradores más cercanos.

Las autoridades negaron en todo momento que las detenciones se hubieran efectuado, pero numerosos testigos afirman haberles visto en Villa Grimaldi en unas condiciones de salud muy precarias, todos ellos mostraban signos externos de haber sido brutalmente torturados. En la actualidad permanecen como detenidos desaparecidos, incluido el hijo o hija40 que Michelle Peña esperaba, si no sufrió un aborto como consecuencia de las palizas, según relatan algunos testimonios que no han podido ser contrastados.

Sobrevivir en la clandestinidad había sido muy difícil, la DINA conocía sus nombres y responsabilidades y eran intensamente buscados, el PSCH siempre había sido un partido legal y sus dirigentes públicos. Como ellos mismos reconocían en su correspondencia con el exterior, la experiencia de los organismos represivos era cada vez mayor y los medios con los que contaban también, por eso poco podían hacer para lograr su seguridad. Sin embargo y a pesar del tiempo transcurrido no se han podido esclarecer con total claridad las circunstancias que rodearon este hecho tan dramático y determinante para la continuidad de la acción política del PS en Chile.

Se pueden aventurar algunas hipótesis acerca de la secuencia de los acontecimientos. Ariel Mancilla fue detenido en marzo y Ricardo Lagos no fue apresado hasta mediados de junio. Casi se puede afirmar que la detención de Mancillano conduce, al menos de forma directa, hasta los otros miembros de la dirección. Otra cuestión que se retomará más adelante son precisamente las circunstancias en las que Mancilla terminó en manos de la DINA. Sin duda que la falta de los recursos aportados por Mancilla fue determinante para provocar inseguridad en la red clandestina. Era él quien proveía de infraestructuras, y era quien más contactos mantenía en Santiago con familiares y con amigos, lo que le facilitaba la obtención de casas seguras. De hecho, creyendo que ya no se utilizaba, Lagos podría haber entregado la dirección de la calle Tocornal, donde él había vivido. De cualquier forma y con independencia de la entrega de información concreta bajo tortura, es necesario reflexionar acerca de las condiciones en las que se desarrollaba la clandestinidad, algo a lo que muy pocas veces se hace referencia y siempre se termina por concluir que la tortura era tan fuerte que era imposible sustraerse a sus efectos, por lo que todo el mundo terminaba por dar la información que se le requería (Pedro Alejandro Matta, 2012)[41], o se achacaba todo a supuestos traidores como Juan Muñoz Alarcón, Luz Arce o el peor de todos ellos, Jaime López.

La figura del “traidor” quizás haya permitido al Partido hacer recaer sobre él toda la responsabilidad en torno a la caída de su dirección clandestina, obviando de esta forma una necesaria clarificación que aún no se ha hecho. La historia de Jaime López es conocida y en ocasiones se presta a la fabulación y a la grandilocuencia e incluso se le atribuyen bajezas que muy difícilmente habría podido realizar.

Jaime López era de Valparaíso, militante de las Juventudes Socialistas y muy conocido entre sus compañeros; en Santiago fue estudiante de medicina. Mantenía una amistad cercana a Exequiel Ponce y a muchos de los socialistas de la zona de Valparaíso. Fue elegido miembro de la dirección de la juventud y trabajó desde entonces junto a Carlos Lorca, también lo hizo en la clandestinidad. En el año 1974 a López se le encargó la tarea de realizar la comunicación entre la Dirección Interior con el Secretariado Exterior radicado en Berlín, por lo que eran frecuentes sus viajes a la ex República Democrática Alemana.

Quienes le conocieron hablan de su personalidad, voluble y en ocasiones con comportamientos desconcertantes, aunque terminaron por aceptar que él era así. Una de las obsesiones que más llamó la atención entre sus compañeros era la estrategia que pensaba seguir en caso de ser detenido. En aquellos días había leído La Orquesta Roja de Gilles Perrault (Perrault, 1987). Impresionado por Trepper, el doble espía, hablaba de imitar él su papel.

Sus compañeros lo escuchaban con incredulidad sabedores de los eficaces medios represivos utilizados por la DINA. Además todos conocían su baja tolerancia al dolor de la que él mismo era plenamente consciente. Y lo que es más importante, él estaba solo, no como Trepper que contó con el apoyo de los servicios secretos de la URSS.

El problema radica en determinar el momento exacto de su detención por los organismos represivos. Algunos testimonios permiten formular la hipótesis de que fue en torno a 1975, y en el transcurso de su viaje a La Habana, para participar en un pleno del Partido. Él representaba al llamado Comité Central[42] en el conflicto abierto con la Coordinadora[43] una corriente crítica con la Dirección Clandestina. A ese pleno asistió Hernán Coloma, un socialista que había tenido que salir al exilio pocos días después del golpe, allí vio a Jaime López y su comportamiento le pareció muy extraño. Está convencido de que la DINA sabía todo sobre él, incluso que era alcohólico, ya que la actividad que realizaban los agentes: no era nada improvisado, ellos trabajaban 8 horas, bien pagados, cobraban miles de pesos, había especialistas en el PS, en el MIR, en el PC, que se habían leído todos los documentos, conocían la estructura, las personas, conocían los apelativos, fueron completando tenazmente la información, tenían los perfiles perfectamente definidos de los militantes (Coloma, 2012).

Era un trabajo de inteligencia que resultó muy eficaz para conseguir sus propósitos, Hernán Coloma no duda de la participación de López en la caída de la Dirección Clandestina. Luis Lorca[44] conocía muy de cerca a Jaime López, dice que era una persona muy vulnerable, recuerda que en una ocasión le dijo: “Sabes que cuando a mí me detengan yo voy a contar todo, porque si hay algo que yo no soporto es el dolor, así que si te enteras que he caído, empieza a arrancar, porque yo voy a contar todo” (Lorca, 2012). Añade que después de la detención de la Dirección Clandestina, López fue el jefe del partido con un nuevo equipo de dirección que también entregó pues conocía las casas de seguridad, sabía las “chapas”[45] de sus compañeros, tenía un amplio conocimiento de toda la estructura clandestina, redes interiores y exteriores pues había realizado una labor de contrainteligencia. Solo se salvaron de ese grupo aquellos que no le dijeron donde vivían o no eran muy próximos a él. Añade que en aquella época se funcionaba con bastante ingenuidad y muy frecuentemente se rompían las más elementales reglas de seguridad, cuestión que contribuyó a que el daño efectuado por López fuera mayor. Insiste también en que el viaje a La Habana de 1975 pudo estar en el centro de todo, ya que López a su vuelta pasó por Lima donde Luis Lorca trabajaba en una red de apoyo, hacía envíos de dinero y facilitaba la acogida de exilia dos. En diciembre de 1975, cuando regresó a Chile, hubo nuevas detenciones, se trataba de la nueva dirección, algunos de los detenidos afirman haberle visto en buenas condiciones en el lugar donde habitualmente se encontraban los detenidos colaboradores de la DINA en Villa Grimaldi[46].

Volviendo al punto de partida, determinar desde cuándo comenzó a colaborar es difícil de precisar pero, basándonos en las informaciones obtenidas podría pensarse que su primera “actuación” fue la entrega de Ariel Mancilla con el concurso de su enlace y compañera sentimental en Chile, Clara Rubilar. Pero no se ha podido determinar si jugó algún papel en la detención de sus compañeros de la Dirección Clandestina, ningún indicio conduce hasta él, como sí los hay en la caída de la posterior Dirección de la que él mismo era integrante.

Ha resultado cómodo atribuir a López el descalabro que sufrió el partido desde mediados de 1975, pero un análisis más serio conduce a reconocer que el problema fundamental radicaba en las condiciones de la clandestinidad y en la inadecuada preparación de los militantes para desenvolverse en esas circunstancias, así como la especialización y preparación cada vez mayor de las fuerzas represivas[47]. La Dirección Exterior también lo sabía, tal como se refleja en la carta remitida[48] por la Comisión Política al Secretariado Exterior, firmada por Mario, alias de Exequiel Ponce, en la que da cuenta de la situación que se está viviendo en Chile tras el golpe, y de la intensificación brutal de la represión. Según él “doscientos asesores yanquis y brasileños trabajan en el adiestramiento de agentes para penetración y espionaje en las organizaciones de masas”, alerta de que se está desarrollando una nueva concepción del trabajo represivo que incluye la contratación de personal de la administración pública “para hacer espionaje y soplonaje organizado en sindicatos, juntas de vecinos o cualquier otra asociación pública”. El análisis crítico de estas palabras permite deducir dos cosas: hasta la actualidad no se ha podido probar la presencia masiva de agentes extranjeros en los organismos represivos del régimen, por otra parte evocar la existencia de “organizaciones de masas” en esos años corresponde a una lectura de la realidad relativamente distorsionada.

La Dirección Clandestina estaba formada por un grupo de jóvenes cuya media de edad era inferior a los 30 años, sólo Ponce superaba esa edad. Un grupo de los dirigentes del PSCH[49] electos en el Congreso de La Serena, incluido su Secretario General, se encontraba en el exilio. Algunos de ellos, incluso con responsabilidades importantes en caso de golpe de Estado, y de quienes dependía la organización de la respuesta partidaria, entraron a buscar cobijo en las embajadas el día 12 de septiembre o algunos días después. Fue así como este grupo de jóvenes, dirigentes y colaboradores asumió la responsabilidad de mantener vivo, en la medida de lo posible, el Partido en Chile. Tal vez sea este un factor que condicione la gestión que se ha hecho de la memoria represiva ahondando en la figura del “delator”, el “traidor”, escribiendo un relato, que alejado de la realidad histórico-social, incide en la construcción de una historia inmersa en la dualidad “héroe/traidor”, “víctimas/victimarios”, en donde a Jaime López se le atribuye el mal en contraposición a los que entregaron su vida que representarían el heroísmo absoluto, los mártires. Aquellos que fueron perseguidos, brutalmente torturados y/o asesinados o hechos desaparecer por defender una idea que consideraban justa. Así se impone la lógica del culpable simplificando los hechos y olvidando que el diagnóstico político que los socialistas chilenos de la época hacían no se compadecía con la realidad, que se desperdiciaron recursos importantes en intentar mantener la discusión política en el seno de la organización y que el Secretariado Exterior no aportó los recursos necesarios al mantenimiento del trabajo clandestino.

 

El estudio de las características de la práctica militante durante la clandestinidad permite aventurar una serie de conclusiones acerca de las mismas, que determinaron en gran medida la evolución del PSCh en los primeros años de la dictadura, así como respecto a la represión que sufrió.

Las condiciones en las que se desarrolló la militancia durante los primeros años de la dictadura evidencian que la falta de preparación fue una de las causas principales que determinó la casi total aniquilación del Partido en muy poco tiempo. Los jóvenes socialistas que se integraron en la lucha clandestina no habían recibido en su mayoría una preparación adecuada, muchos no sabían ni manejar un arma y prácticamente todos desconocían las reglas básicas de la clandestinidad. La actitud heroica de quienes se adentraron en esta tarea no está exenta de un cierto voluntarismo influido por su visión de la revolución y del papel al que estaban destinados a representar, pero también por la percepción inadecuada de la realidad que estaban viviendo, ya que se mostraban convencidos de que la dictadura caería en breve. Tampoco hizo mella en sus convicciones conocer el alto grado de preparación de los agentes represivos, que fue en aumento a medida que conseguían desarticular las redes clandestinas de los distintos partidos.

Sin duda la represión desencadenada no podía ser contrarrestada con los medios con los que se contaba, además del terror paralizante desplegado por el Estado, que agravaba la situación impidiendo la llegada de recursos y apoyos. El Secretariado Exterior, radicado en Berlín, tampoco fue capaz de articular una acción política efectiva, dejando en la mayoría de los casos a sus militantes a merced de la represión. La división en fracciones que afectó al socialismo y que se disputaban el liderazgo y la dirección política, no hizo sino debilitar aún más las estructuras de una organización ya de por sí fuertemente dañada por el asilo generalizado de sus líderes más destacados.

Habría que señalar que la reconstrucción de los hechos presenta innumerables dificultades debido fundamentalmente a la falta de información. Los testimonios a menudo son parciales, sometidos a la subjetividad de la memoria de quienes vivieron directa o indirectamente aquellos sucesos, los informes sobre detenciones o reclusiones que pudieron terminar en desaparición o ejecución son incompletos ya que estas se realizaron de forma clandestina y casi siempre sin testigos. A todo ello habría que añadir la destrucción de pruebas por parte de la dictadura que dificulta aún más la investigación. Las comisiones de investigación, tanto la Rettig como la Valech, tampoco han servido para esclarecer en su totalidad cuanto aconteció. Pero, a pesar de todo ello, la realización de trabajos como estos, aunque no lleguen a conclusiones definitivas, abren vías que podrán ser completadas por investigaciones posteriores.A ese respecto sería interesante poder realizar un estudio que comparase la red Dirección Clandestina con otras redes que operaron de manera diacrónica en los mismos espacios y con las cuales incluso tuvieron contactos, hoy sabemos que se trató tanto de la Dirección del MIR como del Partido Comunista, las cuales también fueron diseminadas por los aparatos represivos del régimen.

 

1. Archivo Partido Socialista de Chile. Santiago de Chile. Fondo documental de Adonis Sepúlveda. Archivo. 

2. Archivo Rettig. Expedientes: Ariel Mancilla Ramírez, 1131; Ricardo Lagos Salinas, 1016; Michelle Peña Herreros, 1521; Exequiel Ponce Vicencio, 1596; Mirella Rodríguez, 1751; Carolina Wiff Sepúlveda, 2244; Sara de Lourdes Donoso Cortés, 609; Rosa Elvira Solís Poveda, 1971. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid, 1990. Archivo. 

3. Archivo Stasi. I. Mfs-HAII, 37638, II. Mfs-HAII, 25916, III. Mfs-HAII/19, 14170, IV. Mfs-HAII/19, 14177, V. Mfs-HAII, 28986, VI. BV PdmAbt. II 848, VII. Mfs HA II/19, 14297,VIII. AP 942/86, IX . AP 11351/77, X. AP 9424/86, XI. AP 2862/87, XII. AP 2746/80, XIII. BV PdmAbt.II 1392, XIV. BV Bin Abt. XIX 10544, XV. HV A 62, XVI. BdL/Dok.004885,XVII . BdL/ Dok.006128, XVIII. BdL/ 006127, XIX .BdL/006044, XX. Mfs-HA XVI- II 7477,XXI. ZAIG 16836, XXII. HA XX 3235, XXIII. Mfs-Abt. X 2149, XXIV. Mfs- HA VI 3816, XXV. Mfs-ZAIG 7140, XXVI. Mfs-ZAIG 4097, XXVII. JHS 21872, XXVIII. Mfs-Abt.X 2153, XXIX. ZOS 2722, XXX.HV A 123 parte 2. Berlín, Alemania. Archivo.

 

4. Azócar, Juan. Lorca, de la reforma universitaria a la lucha antidictatorial. Santiago de Chile: Memoria & Futuro, 2011. Impreso. 

5. Bourdieu, Pierre. Outline of a Theory of Practice (R. Nice, trad.). London: Cambridge University Press, 1977. Impreso. 

6. Cosnier, Margaux; Delphine Griveaud y Vladimir Sierpe. « Parti Socialiste et réseaux militants dans les périodes autoritaire et post autoritaire au Chili ». Brest: 24 septiembre 2013. Comunicación en el Coloquio : “Chili 1973-2013 à l’épreuve du temps, impacts et représentation du 11 septembre chilien”. Brest, Francia. Impreso. 

7. Crenzel, Emilio. “Los derechos humanos y las políticas de memoria. Reflexiones a partir de las experiencias de las Comisiones de Verdad de Argentina y Chile”. Vinyes, Richard ed. El Estado y la memoria. Barcelona: RBA, 2009. 357-370. Impreso. 

8. Dejonghe, Etienne. “L’occupation en France et en Belgique, 1940-1944”. Actas del coloquio. Lille, 26-28 avril 1985. Revue du Nord, 1, 1987 et 2, 1988, Impreso. 

9. Del Pozo, José. Historia de América Latina y del Caribe, desde la independencia hasta hoy. Santiago de Chile: LOM, 2011. Impreso. 

10. Guevara, Ernesto. Guerra de guerrillas. La Habana: 1960. Impreso. 

11. Guevara, Ernesto. “Discurso en la ONU”. New York, 1964. Wikisource. Web: 25. Oct. 2014. https://es.wikisource.org/wiki/Discurso_en_la_ONU,_11_de_ diciembre_de_1964 

12. Gutiérrez, Eduardo. Ciudades en las sombras. Historia no oficial del Partido Socialista de Chile. Santiago de Chile: Editare, 2003. Impreso. 

13. Ion, Jacques. La fin des militants ?. Paris : L’Atelier, 1997. Impreso. 

14. Halbwachs, Maurice. Les cadres sociaux de la mémoire. París : Librairie Félix Alcan, 1925. Impreso. 

15. Huerta, Félix y Jaime Chávez. El trabajo es vivir. Santiago de Chile: Rubén Darío, 2011. Impreso. 

16. Ortiz, Edison. El socialismo chileno de Allende a Bachelet (1973-2005). Santiago de Chile: Alerce Talleres Gráficos S.A., 2007. Impreso. 

17. Fernández Abara, Joaquín, Álvaro Góngora Escobedo y Patricia Arancibia Clavel. Ricardo Núñez. Trayectoria de un socialista de nuestros tiempos. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Finis Terrae, 2013. Impreso. 

18. Perrault, Guilles. La orquesta roja. Barcelona: Bruguera, 1987. Impreso. 

19. Peschanski, Denis. « Effetspervers ». Institut d’histoire du temps présent – IHTP. Web. 26. Ago. 2014. https://www.ihtp.cnrs.fr/spip.php%3Farticle231. html 

20. Rebolledo, Javier. La danza de los cuervos. El destino final de los detenidos desaparecidos. Santiago de Chile: CEIBO, 2012. Impreso. 

21. Rebolledo, Javier. El despertar de los cuervos. Tejas Verdes, el origen del exterminio en Chile. Santiago de Chile: CEIBO, 2013. Impreso. 

22. Rodríguez-Plaza, Patricio. “El Chile de la Unidad Popular. Una mirada a la visualidad urbana de aquel tiempo”. Bifurcaciones. Revista de estudios culturales urbanos. Web. 24. Abr. 2015. https://www.bifurcaciones.cl/2013/03/ el-chile-de-la-unidad-popular/

 

23. Andreani, Juana. Entr: Delphine Griveaud, 14 nov. 2011. Mp3. 

24. Abarzúa, Patricia. Entr: Vladimir Sierpe, 1 agosto 2013. Mp3. 

25. Bravo, Marisol. Entr: Vladimir Sierpe, 31 julio 2013. Mp3. 

26. Coloma, Hernán. Entr: Anna M. Blasco, 19 julio 2012. Mp3. 

27. Delgado, Roger « Kele ». Entr: Vladimir Sierpe, 15 enero 2009. Mp3. 

28. García, Ricardo. Entr: Susanna Holmström, 15 enero 2013. Mp3. 

29. Houston, Samuel. Entr: Margaux Cosnier, 3 dec. 2012. Mp3. 

30. Huerta, Félix. Entr: Margaux Cosnier, Vladimir Sierpe, 12 dic. 2011. Mp3. 

31. Fierro, Juan. Entr: Margaux Cosnier, 2 nov. 2011. Mp3. 

32. Foncillas, Manolo. Entr: Anna M. Blasco, 17 enero 2012. Mp3 

33. Lorca, Luis. Entr: Anna M. Blasco, 19 julio 2012. Mp3. 

34. Manríquez, Ricardo. Entr: Laura Michel, 20 agosto 2012. Mp3. 

35. Matta, Pedro Alejandro. Entr: Anna M. Blasco, 4 de julio de 2012. Mp3 

36. Moreau, Renato. Entr: Margaux Cosnier, 29 sept. 2011. Mp3. 

37. Moreau, Renato. Entr: Vladimir Sierpe, 6 agosto 2013. Mp3. 

38. Peña Herreros, Gregoria. Entr : Anna M. Blasco, 9 julio 2012. Mp3 

39. Puz, Gustavo. Entr: Margaux Cosnier, Vladimir Sierpe, 14 dic. 2011. Mp3.

 

[1] Es necesario señalar los trabajos de autores como Edison Ortiz, Eduardo Gutiérrez y Juan Azócar. 

[2] Partido Socialista de Chile. 

[3] Se retoma la noción de capital social esbozada por Pierre Bourdieu (1980) a saber, el conjunto de recursos actuales o potenciales que están ligados a la posesión de una red durable de relaciones más o menos institucionalizadas de interconocimientos o de interreconocimientos; en otros términos, a la pertenecía a un grupo, como el conjunto de agentes que no solo están dotados de propiedades comunes (susceptibles de ser percibidas por el observador o por ellos mismos) estando también unidos por vínculos permanentes y útiles. 

[4] Se entiende por socialización primaria el proceso que tiene lugar durante la infancia del individuo, durante el cual la persona aprende e interioriza los elementos socio-culturales de su medio integrándolos a la estructura de su personalidad. 

[5] Se entiende por “red” un conjunto de personas interconectadas que mantienen un vínculo horizontal y a veces informal. 

[6] Fondo documental de Adonis Sepúlveda, Archivo Rettig, Archivo Stasi. 

[7] Fueron entrevistados a veces en varias ocasiones y por diversos entrevistadores alrededor de 30personas entre 2011 y 2015. 

[8] La mayor parte de los entrevistados confirma el carácter deliberante del Partido Socialista. 

[9] ELN : Ejército de Liberación Nacional 

[10] La ORGANA fue una organización secreta que operó en el seno del Partido Socialista, nació producto de la iniciativa de un grupo de militantes del « frente campesino » (CONAS), mediante la cual se intentaba implementar algunas resoluciones del Congreso de Chillán de noviembre de 1967. Su nombre deriva de la palabra “organización”. 

[11] Fue elegido miembro de la Comisión Política y responsable del Frente Interno, es decir número dos del Partido. 

[12] Fue elegido miembro de la Comisión Política y responsable de la Comisión Militar. 

[13] Fue elegido responsable de la Comisión de Cargos. 

[14] Fue elegido secretario de la Juventud Socialista y miembro de la Comisión Política. 

[15] Lucius Quinctius Cincinnatus (v.520 / v.430 av. J.-C.) Patricio romano que abandona tierra y familia para salvar a Roma gracias al ejercicio de la dictadura, después de dos periodos dictatoriales regresa a su ocupación arruinado. 

[16] Juventud Socialista. 

[17] Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. 

[18] Movimiento de Izquierda Revolucionaria. 

[19] Hoy se sabe que instalaron algunas lavanderías. 

[20] Coordinadora Nacional de Regionales, compuesta principalmente por miembros del regional Centro y Oriente, (Cordillera?) partidarios de una línea más izquierdista niegan legitimidad a la Dirección Clandestina, calificándolos de « coaptados ». 

[21] Grupo de militantes socialistas cuyos orígenes políticos se pierden en el MR2 (Movimiento Revolucionario Manuel Rodríguez) y que logran una relativa inserción en la zona sur de Santiago. 

[22] Después de haber sido intensamente buscado por los aparatos represivos del régimen, Carlos Altamirano logra salir al exilio gracias a la intervención de la Stasi a fines de 1973. 

[23] Habitus: concepto utilizado por Pierre Bourdieu y definido como un “sistema de disposiciones durables y traspasables, estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes” (Bourdieu, 1977: 72). 

[24] Miembro de la Comisión Política elegido en el Congreso de La Serena de 1971, asilado en la embajada de Colombia tras el golpe de Estado. 

[25] Félix “Tieso” Huerta, militante socialista, ELN en los años sesenta, víctima de una hemiplejia producto de una herida de bala recibida en Cuba durante una riña entre jóvenes socialistas en formación guerrillera y miembros del Ministerio del interior cubano. Durante el Gobierno de la UP, Félix “Tieso” Huerta participa como colaborador y consejero de la Presidencia de la República. Enrique Huerta su hermano fue intendente de La Moneda hasta el 11 de septiembre de 1973. 

[26] Servicio de Información de la Fuerza Aérea. 

[27] Casi todos ellos habían participado en los combates el 11 de septiembre en la población La Legua, los servicios represivos del régimen nunca tuvieron conocimiento de estos hechos, lo que explica que hayan sobrevivido. 

[28] Producto de las torturas Luz Arce se verá obligada a colaborar como agente de la DINA y posteriormente de la CNI hasta el fin de la Dictadura. 

[29] Londres 38 fue un centro de detención y tortura habilitado desde octubre de 1973, allí operaba la DINA, este lugar había sido hasta el 11 de septiembre un local comunal del PS, lleva ese nombre porque estaba situado en la céntrica calle de Londres en el número 38. La imprenta clandestina del PS se situaba a unos 50 metros más al sur. 

[30] Los miembros de la SIFA sabían que la casa pertenecía a un miembro de la familia de Michelle Peña, llegaron hasta allí preguntando por ella. 

[31] Último discurso de Salvador Allende, 11 sept. 1973. 

[32] Juana Andreani fue la fiel colaboradora de Ariel Mancilla y Exequiel Ponce. Sobreviviente. 

[33] Sara Montes, que sobrevivió a la detención, ha facilitado versiones distintas e incluso contradictorias sobre cómo se produjeron los hechos. Juana Andreanni, una de las enlaces de Ariel Mancilla, relata lo sucedido de forma distinta e introduce elementos que no están en la declaración de Sara Montes. No coinciden las fechas ni la secuencia de los acontecimientos. 

[34] Ariel Mancilla no fue el primer miembro de la dirección clandestina en ser detenido, pero era él quien proveía de recursos a sus compañeros, lo que hacía su concurso imprescindible para el funcionamiento y seguridad de la red clandestina. 

[35] Archivo Rettig. No se tiene la certeza de cómo llegaron los agentes de la DINA hasta Lagos, pero la madre de Michelle Peña en una entrevista realizada en Santiago de Chile el 9 de Julio de 2012 relata que unos días antes de la detención se encontró en secreto con su hija en un drugstore de Providencia, allí le dio dinero para que tomara un taxi para regresar a su escondite. También contó que su comercio estaba permanentemente vigilado por agentes de paisano. Cuesta creer que ella, aunque hiciera lo posible por despistarles, lo lograra, por lo que pudo conducirles hasta Michelle y su pareja en contra de su voluntad. Apenas unos días después de ese encuentro recibió una llamada anónima que le informaba de que su hija había sido detenida. 

[36] Declaración de Héctor Riffo Zamorano contenida en el expediente de Michelle Peña del Archivo Rettig, acudió a una cita con Lagos y se encontró con que estaba ya detenido, después lo detuvieron a él. Estuvo con ellos en Villa Grimaldi donde pudo reconocer a los otros miembros de la dirección también detenidos y torturados. 

[37] Archivo Rettig. “Dirigente máximo” en el interior era la denominación que recibía su cargo, ya que no había sido elegido en un congreso. Altamirano al partir al exilio delegó en él la dirección del PS en Chile. 

[38] Expediente de Carolina Wiff en el Archivo Rettig. 

[39] Osvaldo Romo Mena agente de la DINA, antes del golpe había sido militante de USOPO y había trabajado activamente en los movimientos de pobladores. Su conocimiento de la izquierda chilena y de sus actores era muy amplio. 

[40] A pesar de que no existe ninguna evidencia, la madre de Michelle alberga la esperanza de que su nieto o nieta pudiera haber nacido en cautiverio. Se ha sometido a pruebas de ADN para tratar de confirmar su relación de parentesco con jóvenes chilenos adoptados. Esta información fue facilitada por Gregoria Peña en la entrevista realizada en Santiago de Chile el 9 de julio de 2012. 

[41] Pedro Alejandro Matta en la entrevista realizada en Santiago relata que era casi imposible no hablar durante la tortura, por lo que los núcleos que seguían funcionando en el periodo dictatorial acordaron que durante las veinticuatro horas posteriores a la detención había que resistir como fuera para dar tiempo al repliegue. Los agentes de la DINA no tardaron en averiguarlo e intensificaban sus torturas durante los interrogatorios en estas primeras horas. 

[42] El nombre de Comité Central era con el que se conocía a los miembros de la Dirección Clandestina encabezada por Ponce. 

[43] El conflicto con la CNR se hizo más patente después de la publicación del denominado Documento de Marzo de 1974, en el que realizaba una dura autocrítica del comportamiento del Partido durante la UP, y se proponía una línea política en clandestinidad, que en definitiva era continuista de la desarrollada por el gobierno de la UP, con la que los miembros de la CNR habían disentido desde antes del golpe de Estado. 

[44] Luis Lorca, hermano de Carlos Lorca, es psiquiatra de profesión, militó en las JS y después estuvo en Lima trabajando en las redes exteriores de apoyo al partido en el interior. 

[45] Falsas identidades. 

[46] En la resolución por el proceso seguido contra Manuel Contreras Sepúlveda en la Corte de Apelaciones de Santiago por la desaparición de Jaime López se dice a partir de los testimonios de sus compañeros de la dirección conocida como de “los pantalones cortos”, que López estaba colaborando con la DINA y que los delató a todos. Cuando fueron llevados a Villa Grimaldi tras su arresto pudieron verle allí en buenas condiciones y gozando de privilegios destinados a los colaboradores. Algunos de sus antiguos compañeros que prestaron declaración ante el juez fueron: Gregorio Navarrete Cid, Raúl Díaz Navarro, Eduardo Reyes Ortíz, Ricardo y Jaime Solari entre otros. The Clinic (07/05/2015). “Proceso contra Manuel Contreras Sepúlveda”. www.theclinic. cl/2015/05/07 

[47] Para conocer la evolución y perfeccionamiento que adquieren en sus actuaciones las fuerzas represivas pueden consultarse las obras de Javier Rebolledo, La danza de los cuervos o El despertar de los cuervos. 

[48] “Dirección Interior. Carta de la dirección interior al Secretariado Exterior del partido”. 13 de septiembre de 1974. Archivo del Partido Socialista de Chile. Fondo Documental de Adonis Sepúlveda, p.25. Archivo. 

[49] Partido Socialista de Chile.

 

ANNA M. BLASCO ROVIRA 
Universidad Autónoma de Madrid Madrid, España 
annabrovira@yahoo.es 

 

VLADIMIR SIERPE 
Sciences Po Lille, Université de Lille 2. Lille, Francia 
vladimir.sierpe@sciencespo-lille.eu